ZARAGOZA | El Real Zaragoza solo ha logrado 5 de los 18 puntos que han estado en juego con Ramírez en el banquillo. Ayer sumó su primera derrota en La Romareda y la tercera en una secuencia de seis partidos. El técnico canario está lejos de ser el cambio de rumbo esperado y el curso se ha vuelto insoportable, cada vez más tóxico y peligroso. El Zaragoza emite señales muy preocupantes, de un grupo sin constantes vitales, abrumado por sus derrotas, incapaz de vencer ante su público. Cristian Álvarez se despidió apelando a la fuerza de la afición, a una unidad permanente. Mostró que entre sus paradas también había cánticos, el alma de un hincha. Sucede que la historia será diferente: esta vez el Real Zaragoza no podrá contar con sus milagros.
Al balance de Ramírez le siguen otras cifras todavía más preocupantes. El Real Zaragoza suma en esta temporada 15 de los 39 puntos en juego en La Romareda, un balance infame en todas las esferas. Es en El Municipal donde la hemorragia parece todavía más dolorosa. Hay una crueldad manifiesta en esa estadística, precisamente en el último año de La Vieja Romareda. El Real Zaragoza ha gafado el fortín de tanto nombrarlo, con un clima cada vez más peligroso y un equipo cabizbajo, herido en el ánimo y en el fútbol. La mirada ha cambiado y las distancias hacia el playoff parecen ya insalvables, mientras el Eldense gana hasta ocupar el sitio de las amenazas.
Uno no sabe si las sensaciones ofrecen peores señales que los números, pero la conclusión más lógica es decir que ambas son aterradoras. El Zaragoza parece ahora mismo incapaz de ganar a nadie: plano, sin alma ni hambre para someter a los rivales, para generar ocasiones o dominar los partidos. Esas impresiones se trasladan también a las cifras: suma 12 puntos de los últimos 42, con solo 2 victorias en los últimos 14 partidos (ante Racing de Ferrol y Málaga). Al margen del paréntesis con triunfo de David Navarro, el Real Zaragoza solo ha logrado 9 de los últimos 39 puntos (23 %), en una meta volante que desubre sus miedos y todas sus depresiones. Falta un mundo todavía, pero sus números le sitúan en la tierra que más quema.