El Real Zaragoza busca certezas en la pretemporada, en uno de esos caminos en los que nada parece definitivo. De entrada, el modelo de Juan Carlos Carcedo exige un trabajo específico, un periodo de adaptación constante. Quizá por eso, el club ha decidido que la pretemporada esté llena de obstáculos y de bolos de verano. Los mecanismos se ajustan mejor durante los encuentros, donde el fuego es más real y más próximo al de la competición. En ese contexto, el Zaragoza ha encontrado un denominador común. Y es adverso y no feliz. En 4 de los 6 encuentros disputados hasta el momento, ha encajado el primer golpe.
La suerte y el fútbol han repartido resultados distintos desde el mismo punto. Ante el Lleida el Real Zaragoza le dio la vuelta al marcador, empató para volver a perder en la tanda de penaltis frente al Nástic, culminó la remontada ante el Al Shabab y cayó derrotado en la jornada de ayer ante el Al Nassr. Carcedo ha descubierto que su sistema tiene varias lagunas, que se centran en el repliegue y en la defensa del centro lateral. El equipo se obsesiona con un ideal del fútbol moderno, que ha encontrado ya un término propio: la presión tras pérdida. A cambio, se desdibuja con facilidad, se vuelvo un bloque poco coordinado, con puntos de fuga demasiado evidentes.
El Zaragoza y sus problemas en defensa
Esas carencias quedaron a la vista muy pronto ante el Lleida y el Nástic. También se han visto en el stage de Marbella, donde Al Shabab y Al Nassr pegaron primero, en goles que se distinguen por malas defensas colectivas. Si Jair y Chavarría rinden a un buen nivel en este verano, llama la atención que Francés y Gámez parecen más lejos de su mejor fútbol. Las siguientes opciones de la rotación se describen por sí solas: la juventud de Marcos Luna, la insuficiencia de Lluís López, la intención de Lasure o las dudas de Carlos Nieto.
Alejandro Francés ha tenido algunos despistes inusuales en su juego. Y todos ellos responden al comportamiento colectivo, al ajuste de un engranaje nuevo. En la defensa pura, individual, ha mostrado las mismas virtudes de siempre. Quizá el gran problema reside precisamente en la línea que precede a la zaga, la media. Sin grandes piernas en el despliegue, el equipo sigue siendo largo y vulnerable en todas las transiciones.
El poder del primer gol
Juan Carlos Carcedo lleva los suficientes años en el fútbol como para saber que el camino de las remontadas es siempre el más complejo. Y más en una categoría como la Segunda División, en la que adelantarse fue siempre un tesoro. Mientras pretende darle una identidad al equipo a través del juego, no pierde de vista una corrección obligatoria.
Si el Zaragoza de JIM se distinguió por algo fue por su solidez defensiva, un recurso perdido en esta pretemporada. Una virtud que debe recobrar ante el Betis, en el fuego más real de la pretemporada. El fútbol de Segunda está ya a la vuelta de la esquina. Y en ese lugar del juego marcar primero siempre fue marcar dos veces.