El maquillaje de Juanjo Narváez no debería esconder la problemática situación del Real Zaragoza, la cual quedó de nuevo en evidencia ante un Girona competitivo pero sin alardes.
Rubén Baraja añadió dos caras nuevas con respecto al encuentro ante el Mallorca. James Igbekeme junto a Francho Serrano, que encadenó su segunda titularidad como futbolista del primer equipo, y Zanimacchia en banda derecha para dejar liberado en la mediapunta a Bermejo. Prescindía de la figura del nueve y dejaba al colombiano Narváez como único atacante.
El movimiento tenía sentido, puesto que las llegadas al área del Real Zaragoza habitualmente son escasas. Baraja buscó crecer en la creación, añadiendo más referencias entre líneas y otorgándole por completo los carriles a Tejero-Pep Chavarría. Carlos Nieto de nuevo cerró con balón como tercer central.
Errores en salida de balón
El equipo aragonés tuvo una buena puesta inicial. Zanimacchia rozó el gol a escasos segundos de partido. Sin embargo las numerosas pérdidas del Real Zaragoza igualaron las ocasiones del Girona. Fuego amigo. Francho, Nieto y Guitián encadenaron errores graves que permitieron a los catalanes tener continuidad ofensiva. Mucho que pulir en esa salida de balón en la que Baraja dedica mucho tiempo pero que no termina de obtener ventajas continuadas.
La lesión del Pichu Atienza reveló un secreto que solo se aprecia cuando no está. Es el mejor central del Real Zaragoza, al menos en área propia. En criterios defensivos, liderazgo y juego áereo, Alberto Guitián deja muchas dudas cuando no tiene un central experimentado a su lado. En el gol del Girona ni el joven Francés ni el cántabro son capaces de cortar un centro lejano y semi-frontal.
Alberto Guitián solo gana un 42% de sus duelos aéreos esta temporada. En ninguna de sus últimas cinco temporadas ha superado el 50%. Pichu Atienza, un 60%.
En el segundo tiempo el Girona volvió a asestar un golpe mortal, en este caso en una jugada vertical al espacio. Álvaro Tejero no llegó a cerrar el segundo palo en acción de buenos fundamentos del ataque visitante. Con 0-2 el destino de Rubén Baraja parecía señalado. En un acto de fe Juanjo Narváez le dio tiempo.
Bermejo y Chavarría, únicos generadores del Zaragoza
El 2-2 no debería esconder los graves problemas que sigue acumulando el Real Zaragoza, táctica y emocionalmente. Un equipo con falta de confianza en muchos aspectos. Ayer, a pesar de atacar de una forma mucho más digna que en jornadas anteriores, mostró severos problemas en el remate y en su transición defensiva.
De nuevo Pep Chavarría pinchado en izquierda tuvo un rol fundamental. El técnico le está aclarando por completo ese costado para que pueda recibir con espacio para el 1 vs 1. El ex del Olot está respondiendo a un reto mayúsculo con responsabilidad y desborde. Bermejo sigue dejando los chispazos más imprevisibles en un equipo que necesita a ese genio de la lámpara todavía más. El crecimiento del Real Zaragoza puede estar en rodear mejor a un mediapunta que gobierna el ataque del equipo pero que todavía no suma cifras a sus buenos destellos.
Señalados Toro Fernández y un Haris Vuckic al que todavía hemos visto muy poco para el cartel con el que llegó. A Narváez a pesar de su falta de finura por momentos le sobra personalidad en un equipo falto de ello. Oxígeno para un Rubén Baraja cuyo sonado abrazo con Lalo Arantegui muestra la unión entre directiva y entrenador. No obstante, los paupérrimos resultados están dejando muy lejos al equipo de sus objetivos iniciales.