El Real Zaragoza dejó ante el Oviedo la sensación de que ahora mismo es incapaz de modificar sus problemas. Los partidos se deciden en las áreas, pero se cocinan a fuego lento en la media. Y el Zaragoza muestra secciones de fragilidad en los dos sitios, sin instrumentos para cambiar la inercia.
Frente al equipo asturiano, debutó Valentín Vada en el once. El argentino asumió responsabilidades en el juego, se ofreció en la base, construyó en ausencia de Eguaras y probó fortuna desde lejos. Su actuación individual en el primer tiempo fue prometedora. Mostró carácter, un punto de rebeldía y una personalidad arrolladora. Aún así, su encaje en el engranaje colectivo deja algunas dudas. Vada no es un guardaespaldas y eso es exactamente lo que Eguaras necesita.
Los problemas del Real Zaragoza en la construcción
Eguaras, para bien y para mal, lo condiciona todo. Precisa acompañantes que crean en su causa. Y demanda una pequeña concesión del rival: espacio y tiempo para pensar. Frente al Oviedo vimos su cara B. Una versión lenta, previsible de su juego. Ziganda le preparó una celda y Eguaras nunca supo salir de ella. El navarro eligió la opción más sencilla: se acostó entre los centrales. Allí su juego, a menudo especial, se convierte en el de un cualquiera. Sin los metros que recorre Francho Serrano, Zapater se desgastó en exceso y sus pies no atinaron en pases sencillos.
Al Zaragoza le faltó profundidad, juego por fuera y solo creyó en la victoria a través del disparo de Valentín Vada, la aparición de César Yanis y algún destello de Bermejo. La salida de Francho Serrano cubrió algunas de las lagunas del equipo, pero su función sigue siendo demasiado estratégica y silenciosa. Y ese lugar en la temporada, no responde a un defecto del futbolista, sino al plan que JIM le otorga al canterano.
Portería a cero y una advertencia
En el empate a nada del sábado, el técnico se aferró a Alejandro Francés para minimizar el ataque del Oviedo. Siete partidos después de las tablas ante el Ibiza, el Zaragoza mantuvo su portería a cero. Pero esa noticia está lejos de alegrar a la afición. Entre otras cosas porque el Zaragoza necesita triunfos para vivir y no la acumulación de empates. Y porque el comportamiento defensivo del grupo se sustenta en un solo individuo. Alejandro Francés firmó un partido memorable y secó a Borja Bastón en otra de sus demostraciones del curso.
JIM altera el guión, en busca de una solución en ataque y de recursos en defensa. Pero sigue sin prestar demasiada atención a lo que sucede en la media, el lugar esencial de los partidos. El diagnóstico arroja una conclusión: el Real Zaragoza sigue “corriendo mal” y ataca cada vez peor el área.
Valentín Vada se estrenó como titular en Romareda en el cuarto empate consecutivo del grupo. Más allá de sus intentos, le falta encaje en la propuesta de JIM. Y da la sensación de que ni siquiera es culpa suya, sino de la fe que le tiene el técnico a un solo sistema.
Una de las intervenciones más recordadas del argentino llegó al acabar el partido. A la espera de que el Zaragoza solucione algunos de sus problemas más estructurales, Vada lanzó una advertencia para el duelo ante el Huesca: “Los derbis no se juegan, se ganan”.