ZARAGOZA | El Real Zaragoza mantiene una posición privilegiada en la tabla, al mismo tiempo que ve asomar con cara y ojos sus primeras dudas. Es parte del proceso, de una carrera de fondo plagada de curvas y obstáculos. Víctor Fernández señaló los matices de la caída, más que los motivos de la misma. Su Zaragoza regaló una parte, no supo paliar la inferioridad en la media y quedó a merced de tres diablos en la zona del enganche. Su equipo revivió en la segunda mitad, pero hizo muchos méritos para llegar hundido a esa parte.
En la derrota jugaron múltiples factores. El más importante fue el talento del Racing y su superioridad en el primer tiempo. Sí hubo un color fue el verde y no precisamente el del césped. El Zaragoza caminó sobre sus peores pasos en la primera mitad y el Racing de Santander le sacó de punto en su peor tramo, desde la media hora hasta el descanso. Si el equipo de José Alberto López buscó el acierto, el Zaragoza concedió con sus errores. En la derrota también contribuyó el árbitro, con una interpretación de una norma que no era interpretable, que favoreció al infractor y no a la víctima. Y, una vez más, el Zaragoza perdió el norte tras un gol encajado. Por primera vez en la temporada, encajó más de uno.
Analizó la salida del balón el Racing y Arana estudió la trampa. Ganó una ventaja que parecía insalvable y la reacción llegó producto de dos factores que parecieron externos. La expulsión de Manu Hernando y el ambiente que se creó en la grada. Fue un estado de trance, un estribillo mágico que permitió alcanzar el empate. Los dos goles partieron de las botas de Tasende, que fue el centro de los ataques. En el segundo, el punto final fue Mario Soberón, el mejor argumento ofensivo del Zaragoza en las áreas. Por eso, sacar del campo a Soberón dolió más que nunca y pareció el mayor error de Víctor Fernández en la dirección del campo. Su mejor acierto fue la entrada de Pau Sans, que demostró en dos acciones que tiene algo distinto.
Para redondear la tragedia, el Racing y Aldasoro marcaron el gol más importante de la temporada en su único acercamiento. Y Ager Aketxe, 5 años y 8 penaltis después, falló desde los once metros en el descuento. Al acabar el encuentro, desde la grada, los aficionados se miraron los unos a los otros, en busca de compasión y de una especie de acompañamiento. Fue un duelo leve y un silencio eterno. Una llamada interrumpió la marcha hacia los tornos. Un padre llamó a su hijo en busca de una explicación:
-¿Qué ha pasado?-preguntó el padre a través de la línea telefónica.
-De todo. Y nada bueno. Una zaragozada más-contestó el hijo.
Y yo no pude explicarlo mejor.
La derrota del Real Zaragoza entra dentro de lo previsible conociendo lo que es la segunda división y la trayectoria del Racing esta temporada. Es el equipo más en forma con diferencia de la categoría e incluso los partidos empatados o perdidos ha dado muestra de su peligrosidad y juego. En todos los partidos ha sido superior a sus rivales con independencia del resultado, no así el resultado. Lo más preocupante es la forma en la que se cayó y la dinámica de la que se viene: una derrota en Gijón con un jugador menos y otra derrota con un jugador más. Y de la forma en que se perdió en Zaragoza destaca tanto el mal planteamiento del partido como la pésima gestión del mismo tras el tercer gol del Racing. Lo de los repetitivos cambios de Soberón, partido tras partido, sólo se entiende desde una incomprensible falta de confianza del entrenador en el juego del máximo goleador del equipo y de la segunda división.