ZARAGOZA | Las temporadas del Real Zaragoza se miden por la variedad de caminos que tiene que recorrer. En los primeros meses de la 24/25, el conjunto aragonés anduvo sobre un llano y cómodo camino, impulsado por los buenos resultados obtenidos. Sin embargo, esa ruta se fue llenando de obstáculos hasta convertirse en un fino alambre sobre el que caminar con pies de plomo.
El actual Real Zaragoza está volviendo a mirar al abismo fijamente, tal y como lo hizo hace cuestión de un año. Los puestos de abajo comienzan a apretarse y el cuadro blanquillo está comprando papeletas para formar parte de esa complicada terna durante los últimos meses de competición. El juego zaragocista se traduce en el caos, lo que propone MAR no está funcionando, muchos futbolistas están muy por debajo de su nivel y la afición ha comenzado a tomar cartas en el asunto. Todo esto ha generado un clima de negatividad muy poco beneficioso para todas las partes, el cual puede volverse irreversible si la mala dinámica se extiende en el tiempo.
Todo hace indicar que el Real Zaragoza no tomó ningún aprendizaje de la pasada campaña, en la que la entidad blanquilla salvó los muebles de forma casi agónica en las últimas fechas del campeonato. El sufrimiento zaragocista se transformó en ilusión en tan solo unos meses, pero el transcurso de la temporada ha hecho regresar a un bucle muy recurrente en los últimos años. Sin embargo, Miguel Ángel Ramírez todavía está a tiempo de encauzar la situación y evitar que el conjunto zaragocista caiga al precipicio, eludir fantasmas pasados y sentar las bases de un proyecto competitivo de cara a la próxima temporada.