ZARAGOZA | El Real Zaragoza cerró el mercado con una nota muy gris, difícil de calibrar con otra vara que no sea la del tiempo. Desde ese punto de vista, a partir del sentido histórico, quedó también en mal lugar. El día del adiós de Cristian Álvarez fue también la noche de la despedida de Iván Azón. La cita en la que dos canteranos fueron intercambiados. El Zaragoza ganó dinero, pero perdió identidad. Y se entregó a la improvisación permanente, a un ejercicio descorazonador.
Cristian Álvarez y el Real Zaragoza, el adiós de una leyenda
Cuesta explicar todo lo que ocurrió en unas horas. Cristian firmó su adiós en una carta, en una lectura personal: tan íntima como universal. El vídeo define a un tipo distinto en todas las cosas, que apreció el juego y sus matices, pero que llegó a detestar el embalaje que rodea al fútbol profesional. La Romareda le salvó a él y Cristian salvó La Romareda, hasta el punto de que merece un lugar ya en la nueva. Siempre se movió por parámetros distintos, se escapó del molde y su lugar poco tiene que ver con un negocio de consumo veloz. Cristian ha conseguido ser él mismo todo el tiempo, también en su propia despedida. Y eso le hace inolvidable.
Iván Azón, rumbo al Como 1907,
A la retirada de Cristian Álvarez le siguió también la salida de Iván Azón. El Como 1907 subió su oferta y Cordero, que siempre miró al delantero como una oportunidad de mercado, decidió exprimir el rédito económico. No reparó en que el club perdía zaragocismo por el camino. La operación será aplaudida en Wall Street pero dejó lágrimas en La Ciudad Deportiva. Se fue porque con Azón, Cordero siempre llegó mal y tarde.
Raúl Guti, vuelta a casa
Un mercado más, Raúl Guti hizo todo lo posible por volver a casa. El interés del Real Zaragoza fue la señal de alerta que el mediocampista necesitaba. Guti agitó todo tanto que fue el promotor de un intercambio que favorecía a todas las partes. Uno siempre debe volver a donde fue feliz. Y Aguado disfrutó tanto con Sarabia como Guti en La Romareda. El matrimonio de conveniencia admite una nota más: la tragedia que vivió Guti el curso pasado merecía una nueva oportunidad, una réplica del tiempo.
Dani Gómez, un refuerzo de ataque para el Real Zaragoza
Dani Gómez llegó a La Romareda sin que le esperen fuegos artificiales. Era un refuerzo necesario, pero nunca debió ser un intercambio. Formado en La Fábrica, buscará impulsar su carrera en Zaragoza. Y querrá encontrar en La Romareda todos sus goles perdidos. Otra sospecha queda vigente: el vínculo por el delantero se extiende hasta 2028. “¿Tan largo me lo fiáis, querido Don Juan?”.
Las sombras se ciernen sobre Cordero, que fue incapaz de reforzar en cuatro meses una zona que quedó huérfana el primer día. El Zaragoza parece hoy peor equipo del que era ayer. Y, al margen de Guti, también parece menos nuestro.
Sin capacidad para encontrar un central, ya no hay defensa que sostenga a Cordero.