ZARAGOZA | “Conseguir la permanencia sin la afición es imposible. Nos han empujado en los peores momentos, nos han ayudado a seguir compitiendo. El gol de Jair es suyo”. La frase es de Gabi Fernández y resume a la perfección la victoria del Real Zaragoza. El triunfo se escribió desde la grada, el gol se empezó a marcar desde la butaca. El ambiente que se vivió ayer en La Romareda fue único, incomparable. El público vibró, llenó de color el estadio, de cánticos y de ánimo. Y fue una parte esencial de la victoria. La expresión “llevar en volandas” se inventó para días como ayer.
El Real Zaragoza logró anular al Mirandés, que ha viajado todo el curso en ascenso directo. Consiguió mucho tiempo después que un buen equipo pareciera peor. No hubo alardes en su partido, pero fue el de Gabi fue un bloque competitivo, aplicado, tenso, convencido. El fiel reflejo de su técnico. Un equipo al fin y al cabo. Y esa noción solo se explicó a través de su grada, que no solo llenó de emoción el partido, sino que llegó a emocionarse como nunca ante el gol de la victoria. Muchos aficionados llegaron a llorar con el gol de Jair Amador y todo el mundo estalló con la victoria.
Tras el gol, la carrera de Jair camino del banquillo explicó muchas cosas. La liberación del grupo, que sufre por evitar el mayor desastre en la historia del club. La piña en pleno festejo. Y el salto de Belsué, que rompió el protocolo y celebró con todo el equipo un gol que fue media vida. “No hemos hecho nada todavía”, advirtió Gabi al acabar el encuentro. Tenía razón. Pero mientras tanto la afición lo ha hecho casi todo.
En el peor momento de la historia se vivió uno de los mejores ambientes que se recuerdan. El público dijo Zaragoza nunca se rinde y el equipo no se rindió. La afición cantó si se puede y el Zaragoza sí que pudo. Jair remató con el impulso de todos. La Romareda vibró: estuvo como siempre y como nunca. Y, aunque parezca una exageración, supo ganar el partido desde su butaca.