Es innegable que Alberto Zapater habrá sufrido en sus carnes como el que más la dura temporada del Real Zaragoza. Por suerte, el equipo ha evitado a tiempo un susto innecesario y llega a este tramo final sin nada en juego -deportivamente- pero “con muchas ganas de disfrutar realmente el fútbol”. Sin embargo, el camino ha sido tortuoso y muy costoso.
“Ahora puede parecer bonito pero hemos sufrido mucho. Hemos estado a punto de meternos en una situación muy complicada. La gente de mi entorno decía que se fiaba de que lo lográramos, que estaban tranquilos, pero era una posición engañosa y podríamos llegar a estas alturas jugándonoslo todo. Jugar con tantas finales, siempre al borde de que se acabe el mundo, es muy complicado. Debemos estar orgullosos de haber sacado esto hacia adelante”, analizaba el zaragozano.
Por todo esto, el capitán ha admitido que este año ha dormido “muy poco” porque “siempre estás pensando en lo que pasará si llegamos a descender”. Por fortuna, un nuevo entrenador llegó al Real Zaragoza y cambió por completo la dinámica para Zapater: “Jim cambió nuestra mentalidad, vino como si aquí no hubiese pasado nada y nos transmitió ilusión desde el primer momento. Gracias a él, esto ha salido hacia adelante”.
Presente y futuro
Y en cuanto a él, ¿ahora qué? “Tengo ganas de poder jugar en La Romareda con gente, llegar a ser uno de los jugadores con más partidos en el Real Zaragoza. Conmigo es muy fácil negociar, yo estoy a total disposición del club. Si sigo es porque creo que puedo seguir jugando a buen nivel”, reconocía.
Aun así, deja claro que dará un paso al lado cuando lo vea conveniente y se siente bien cubierta gracias a la joven hornada de jugadores que están llegando: “Es una mezcla perfecta. Los veteranos ayudarles con nuestra experiencia y los jóvenes con esa sangre fresca que es muy bienvenida. Estoy orgulloso del buen trabajo que se hace desde la cantera aunque, lógicamente, no puedo ser objetivo”.