El Zaragoza empató en Granada en un partido deficiente en muchas áreas que no dejó prácticamente lecturas positivas. La reacción del equipo de Ramírez llegó a lomos de Pau Sans y Alberto Marí, en una nota que también es una rebelión ante la vuelta de los teóricos titulares. Si Pau fue el único que quiso pelearlo hasta el final, Marí volvió a tener impacto en la segunda parte, en un cameo que recordó al del Belmonte.
En una anomalía que no debería serlo tanto, Ramírez va a disponer de su delantera al completo para el duelo ante el Sporting. Con Soberón en dinámica y Dani Gómez disponible, el Zaragoza gana herramientas y registros para el partido del sábado. También capacidad para ponerlo del revés en la segunda parte, un recurso que no siempre ha tenido a lo largo del año.
La delantera, a examen
Las posibilidades en la delantera dependen del sistema. Con la sensación de que Bazdar ha mezclado mejor con Azón que con cualquier otro, la presencia del bosnio parece innegociable. Fuera de ritmo, merece la pena esperarle. El Zaragoza tiene que encontrar la fórmula para involucrarle en el circuito del juego, la clave para convertirle en el actor protagonista.
El segundo en discordia vendrá determinado por la estructura. Es factible que Soberón repita en el once. Tiene gol, inteligencia e instinto, en algo que lo hace único dentro de la plantilla. A él le acompaña un miedo, una sombra que marca su temporada: que vuelva a romperse.
Pau podría entrar en la izquierda, en una posición que multiplica su radio de acción en el equipo. Desde ahí rasgó el partido en Los Cármenes, mató al Granada a través de su indolencia y su liderazgo, en un rol que no le toca asumir. Su último mes ha servido para demostrar su importancia en la rotación y también para quitarse etiquetas: la de revulsivo ya no le pertenece.
Marí y Dani Gómez también están en las quinielas. Los mejores minutos del valenciano tienen un denominador común, confluyen en el mismo punto: han llegado fuera de La Romareda. Si su presencia en las dos últimas visitas ha hecho mejor al Zaragoza, jugar en casa siempre le pesó más.
Dani Gómez domina varios registros. Le da opciones al pie y al espacio y en al área siempre se manejó bien. Si su inicio en Albacete sirvió para quitarse la maldición de los últimos delanteros, ante el Burgos vivió un día negro que culminó con una expulsión en un arrebato de rebeldía.