El Real Zaragoza comenzó el encuentro con idéntico planteamiento táctico y mismo once inicial con el que debutó en Liga ante el Rayo Majadahonda. El Reus, plagado de juveniles ante la sanción de la LFP, salió muy motivado. Los jóvenes del equipo catalán querían aprovechar su oportunidad, pero su energía inicial se fue apagando con el paso de los minutos.
Fue ahí cuando el Zaragoza encontró la vía por la que, en teoría, debía haber solucionado el encuentro: adelantar sus líneas, presionar arriba y forzar pérdidas de balón del Reus para trenzar rápidos ataques que sorprendieran a la zaga de los de Xavi Bartolo.
Ahí, Buff y Pombo demostraron su buena conexión, con pases interiores del suizo (su calidad técnica es indudable) que el canterano zaragocista recibía bien desmarcado. El problema era qué hacer después con el balón. Pombo no encontraba un compañero en el área ante un Marc Gual que se ofrece poco y no tiene la movilidad suficiente para encontrar espacios entre la defensa rival.
Al menos durante la primera mitad, la adelantada presión zaragocista y los numerosos robos de balón provocaron que un nervioso Reus apenas tuviera presencia en el área de Cristian, más allá de un par de incursiones por la banda defendida por Benito.
Tras el descanso, el Zaragoza salió decidido, llegando incluso, a jugar por completo en el campo del Reus cerrando unicamente con dos hombres atrás. No hacía falta más, el Reus estaba cada vez más replegado, con sus lineas más juntas y agolpando jugadores en su propio campo. Los de Bartolo no generaban juego y los zaragocistas estaban volcados, pero el problema seguía siendo el mismo: no había pegada.
Los zaragocistas intentaron resolver el partido a balón parado donde Buff tomó la iniciativa. Ni faltas ni córners, no había manera e Idiakez estuvo lento leyendo el partido desde el banquillo. No así el técnico del Reus, Xavi Bartolo, que dio entrada al joven Rubén Enri para reforzar la mordiente de su equipo. El Reus lo notó y los rojinegros comenzaron a crear peligro.
Por contra, el primer cambio de Idiakez dejó al Real Zaragoza sin la que era su mejor conexión en ataque: Buff – Pombo. El suizo fue sustituido por un Papu mucho menos fino a la hora de encontrar espacios por dentro y abastecer a los delanteros de pases interiores. Sobre la pizarra no hubo movimientos y el míster continuó con su 4-4-2 con rombo, eso sí, las conexiones entre el centro del campo y la delantera hicieron aguas.
En el minuto 76, Pombo fue sustituido por Álvaro Vázquez. Todos estamos de acuerdo en que la presencia de Vázquez era necesaria. De hecho, tuvo las dos ocasiones más claras de los zaragocistas, pero ¿debía ser Pombo el sustituido? El canterano, a pesar de ver una amarilla, era el jugador con más dinamismo del partido, el más ambicioso, el más decidido… Pombo era sinónimo de peligro, mientras que Gual se encontraba desorientado y con escasa movilidad para recibir balones. A Idiakez le pudo más la curiosidad que la lógica. Quería ver juntos a Gual y Vázquez, los dos jugadores que están llamados a ser la delantera titular del Real Zaragoza.
Lo mejor estaba reservado para el final, probablemente demasiado al final. En el minuto 85, con el tercer cambio, Idiakez dio entrada al debutante Soro, sustituyendo a Verdasca y realizando cambios en el rombo con la reubicación de Ros en el vértice trasero. Así, Soro pudo actuar más cerca de Vázquez y Gual.
Fue entonces cuando el Zaragoza recuperó sus conexiones atacantes. La movilidad de Soro hizo que pudiera encontrar los espacios suficientes para filtrar balones a Vázquez que demostró que, él sí, tiene capacidad de finalización.
El tiempo se le echó encima al Real Zaragoza. Idiakez estuvo lento desde el banquillo y los zaragocista no pudieron amarrar más que un punto frente al Reus. El míster debe repensar la configuración del ataque del Real Zaragoza, no tanto el sistema, pero sí los nombres. Y es que sin definición no se puede ganar. Álvaro Vázquez y Soro llaman a la puerta.