Hay vida. El Huesca acaba de firmar una de esas victorias que solo se pueden explicar desde la épica y desde la justicia. Rivera lanzó un misil a la base izquierda de Pau López. Tremendo el gol. Pura garra la de este Huesca que en el minuto 55 perdía y dibujaba una derrota después de labrar un buen partido sin premio. Pero el fútbol es así. Primero Ferreiro y luego Rivera coronaron lo que era lógico.
El gol de Ferreiro recogiendo en plancha en el área pequeña un pase de Gallar abrió el camino de la esperanza para buscar dar la vuelta al marcador. De esa forma equilibró el tanto del Betis que firmó en una incursión de Tello por la banda izquierda que tuvo que frenar Etxeita en una de esas jugadas que si hubiera un precipicio el rival no se cae. Sanabria tiró el penalti por el centro y Santamaría logró tocarla con la manopla izquierda pero no lo suficiente. Era el regreso a la historia de tanta tardes dentro y fuera en El Alcoraz. A partir de allí un paréntesis con malos minutos del Hueca, tocado por lo ocurrido, hasta que se reordenó.
Pero hasta que se rompió el partido con una continuo viaje de costa a costa hubo partida de ajedrez. La baja de Musto por un proceso febril implicó la entrada de Pulido en el once inicial de Francisco y abrir ficha con Quique Setién, que planteó un centro del campo de músculo puro y duro para adueñarse del partido en ese objetivo de seguir en la zona noble de la Liga. Una de las novedades del técnico andaluz fue poner a Miramón por delante de Akapo y aceptar esa partida en la medular.
El Huesca buscó la banda izquierda del Betis para llevar peligro y con Ferreiro en la otra costa, listo para armar el taco. Con una defensa de 3, la amarilla que vio Feddal en el minuto 7 permitía soñar con que la rapidez de los extremos de Francisco pudiera horadar su resistencia. Al control del Huesca respondían los andaluces con Canales y su exquisita zurda, con libertad para crear peligro por ambas bandas y toda la vanguardia.
La estructura de juego del Huesca era óptima, pero faltaba la salsa. Pisar el área rival, crear peligro, asustar. La falta de gol sigue siendo una losa y el fútbol es gol. Lo demás, arar en el mar. Y luego hay una cuestión de jerarquías. Feddal, perfectamente pudo ver una amarilla por una entrada a Melero, pero ya llevaba una. Si el Huesca quería velocidad, el Betis optó por la pausa. Cada robo de balón era un aviso serio, pero sin terminar de dar el pase letal, el disparo certero con el que rubricar el buen partido que firmaba en el primer acto.
Con el gol del Betis, Quique Setién movió el banquillo. Metió a Lo Celso, una de las revelaciones de la Liga, y a Guardado. Y Francisco quitó a Etxeita por el Chimy Ávila. Si urgente era la victoria para el Huesca, la empresa se agigantó porque el empate ya no vale más que para prolongar la agonía. El gol fue un mazazo tremendo. Y Francisco buscó reactivar a su tropa con la entrada de Gallar. El objetivo era llegar a la puerta de Pau López lo más vertical posible. Pudo sentenciar el Betis en una contra, pero Tello optó por la peor solución con Canales libre a su izquierda.
Y cuando el Huesca se ajustó, cuando volvió a reactivarse besó la gloria. El empate, primero, y luego el tanto de la victoria que sirve para creer por mucho que se encuentre en un casi imposible. Con un delantero con gol, este Huesca muy posiblemente ocuparía otro lugar en la tabla.
FICHA TÉCNICA
SD Huesca: Santamaría; Pulido, Etxeita (Chimy Avila 58’), Insua, Akapo; Miramón, Rivera, Moi, Melero (Gallar 65’), Ferreiro; Cucho Hernández (Sastre 84’).
Real Betis: Pau López; Feddal (Guardado 58’), Bartra, Mandi; Tello Herrera, Canales, Carvalho, Javi García, Frnacis (Joaquín 80’); Loren (Lo Celso 58’) y Sanabria.
Árbitro: De Burgos Bengoetxea. Amarilla Feddal 7’, Cucho 40’, Etxeita 44’, Francis 77’, Moi 85’
Goles: 1-0 min. 55 Sanabria. 1-1 min. 73 Ferreiro. 2-1 Rivera min. 77
Incidencias: se guardó un minuto de silencio por el fallecimiento de Luisa Laliena, madre del presidente del Huesca Agustín Lasaosa. 6.135 aficionados en las gradas.