Dos conceptos radicalmente distintos: un Huesca con traje de faena, dispuesto a correr hasta el último balón, a soportar cualquier puñetazo con los dientes apretados y atrincherado con el cuchillo listo para salir al ataque como si fuera una horda en cuanto tuviera un hueco contra un Atlético de Madrid ordenado, consciente de su superioridad por nombre, y dominando. Pulido puso abrir el tanto con una chilena que acabó en el poste izquierdo de Oblak. Y luego Cucho perdió un mano a mano con Oblak tremendo. Ojo! Dos ocasiones clarísimas en menos de quince minutos. La historia de siempre. Una pena. Pero es que esto es así.
Era difícil poner negro sobre blanco a lo visto hasta ese momento en un partido donde se respiraba de entrada ese aroma de que si el Huesca no se adelantaba en el marcador pronto lo iba a pasar mal. Y por ese inicio, que el Huesca cierre la tabla con este fútbol, no ya con estas sensaciones, es injusto. Eso sí, Lemar la tuvo en el 19 y Santamaría le sacó la bola en un uno a uno de dibujos animados. Y hasta esa acción entra en el haber del equipo de Francisco y demuestra que soñar no es algo fatuo ni imposible. Luego el Atlético de Madrid sacó a relucir eso que le ha hecho famoso como equipo duro. Correa sacudió a Pulido. Un guantazo en la cara, sin balón, que se quedó en nada. Cosas de jerarquía. Al revés, la amarilla hubiera sido lo mínimo. 29 minutos después de iniciar el encuentro, los de Cholo no habían recibido una falta en su contra.
El atlético de Madrid mandó en el marcador con un gol de Lucas producto de su calidad como equipo pese a que llegó con lo justo. Una contra de libro que sirvió para que Koke se la pusiera a Lucas y nada pudiera hacer Santamaría por evitar el gol. Uno de esos tantos que descansan sobre la calidad de los jugadores que montaron una contra de academia. Cuatro pases, cuatro toques rápidos sin que al rival le dé tiempo a reorganizarse y gol. Tan sencillo de hacer como difícil de construir.
Conforme pasaron los minutos y se metió la niebla se afianzó, también, aquello de la jerarquía de clubes, de nombres y de jugadores. Aquello que quieras o no mina a quien lo sufre. Detallitos de esos que te van castigando poquito a poquito y que te obliga a más cosas que solo estar pendiente del juego que propone el rival. Y allí, el Huesca tiene trecho por recorrer.
El segundo acto se abrió con Santamaría sacando una bola de oro a Correa. Y la debió sacar por intuición porque la niebla empezaba a ser espesita. Porterazo otra vez. Por cierto. El problema llegó para el Huesca de forma radical cuando Arias cazó en el segundo palo una bola que le envió Griezmann desde la izquierda para firmar una volea cinco estrellas.
Con un Atlético justito de efectivos por las bajas y el 0-2 a favor se amuralló contra un Huesca donde Francisco buscó agitar el encuentro con la entrada de Chimy Ávila, primero, y Gallar, después. Era puro corazón contra uno de esos equipos que sabe defender como pocos. El Huesca necesitaba un tanto para meterse en el partido, para volver a creer en sus posibilidades, cuando ‘El Principito’ envió la bola al palo y Koke la embolsó. Es el fútbol. Cuatro oportunidades y tres goles; dos de oro para el Huesca, cero goles.
FICHA TÉCNICA
SD Huesca: Santamaría; Pulido, Insua, Etxeita, Miramón; Rivera (Chimy 52’) , Musto (Yangel Herrera 69′), Moi Gómez; Cucho (Gallar 60’), Enric Gallego, Ferreiro.
Atlético de Madrid: Oblak; Hernández (Montero 85′), Giménez, Godin, Arias; Koke (Mollejo 71′), Rodrigo, Thomas, Lemar (Joaquín 89′); Correa, Griezman.
Árbitro: Cuadra Fernández. Amarilla Etxeita 24’ Giménez 62’ y Enric Gallego 67′.
Goles: 0-1 Lucas min. 31. 0-2 Arias min. 53. 0-3 Koke min. 70.
Incidencias: reconocimiento a Ferreiro por sus 100 partidos defendiendo el escudo del Huesca. 7.106 aficionados en las gradas de El Alcoraz