Un mazazo. El empate en el tiempo de descuento de Molina decapitó las ilusiones de un Huesca que lo hizo todo para ganar y se quedó no solo con un empate sino con un golpe tremendo en su amor propio. Tremendo. Una impotencia brutal. Una injusticia, quizá, pero el fútbol es así. En la única jugada que no sujetó la defensa de Francisco, Molina se revolvió en una baldosa. Se zafó de Pulido que hizo un partido de cinco estrellas y la clavó en la portería de Jovanovic.
Si Francisco pedía a su equipo que se adelantara en el marcador para ver cómo respondía el Huesca, Etxeita acudió a la llamada. Tremendo el capitán. El central hizo justicia en el minuto 48 a lo visto hasta entonces. Cogió de cabeza una bola para meterla en el fondo de la red. En la jugada anterior, Moi le había puesto un balón de oro en una falta y David Soria la sacó con un paradón de cinco estrellas que envió el cuero a córner. Y aún después del primer gol, Etxeita tuvo otra a la salida de otro saque de esquina. Era el epítome al gran trabajo de los tres centrales que han dado una gran solidez a la defensa del Huesca.
Cuando te aprieta tanto la clasificación, los debates del qué quieres y el cómo lo quieres son nimios, sencillos. Lo que quieres es ganar y como sea. No hay más. La mejora en el juego del Huesca, su mayor empaque, queda de lujo para las tertulias, para las conversaciones en el bar y para armarse de razones de que el equipo va a más y alimentar así la esperanza. Pero si no ganas da igual todo. El Huesca volvió a El Alcoraz y Francisco dispuso un equipo con los mismos tintes que contra el Sevilla. Por delante de la defensa de cinco volvió Musto tras cumplir ciclo de tarjetas con las bandas para Ferreiro y Gürler y puso en punta a Cucho para medirse contra un Getafe anclado en la zona media de la tabla, con jugadores con mucho oficio y con un juego de granito.
Y porque lo importante es ganar a estas alturas de la vida, el tanto de Etxeita era un bálsamo y sirvió para encadenar buenas jugadas, ocasiones. Cuestión de confianza. El primer aviso ya lo había dado el Huesca, que refrendaba la mejora vista ya en los dos partido anteriores. Gürler robó una bola en el centro del campo que llevó hasta Miramón y Cucho para terminar en córner. No estaba mal para el arranque y para la propuesta de Francisco que es la de construir desde una base sólida. Alejado el Getafe de los dominios de Jovanovic tocaba ser efectivo delante. Y eso es otro mundo. Gürler tuvo una clara, pero sin ese puntito de ‘killer’ es difícil llevar la bolita dentro. El Huesca entró en sus mejores minutos. Presionó y buscó la meta de David Soria con más oropel que efectividad. Eran minutos de creer, de atosigar al equipo madrileño.
Con el Getafe vacío en ataque, Etxeita, Semedo y Pulido se bastaban para evitar sustos y permitían a Akapo y Miramón subir por sus bandas con lo que fortificaba el centro del campo. Eso sí, Ángel y Molina, los dos puntas del Getafe, son de esos tipos que te pueden hacer un traje con poco hilo. Musto, primero, y Moi, segundos después, pudieron desequilibrar el partido en el tiempo añadido del primer acto. Dos lanzamientos que chocaron entre un bosque de piernas.
Y ese tanto de Etxeita era agua bendita. Un soplo de aire fresco con todo por jugar. Al Getafe no le quedaba otra que irse hacia arriba. No había tomado en ningún momento la iniciativa y ya no se podía esconder atrás. Bordalás agitó el partido al meter a Portillo por Amath. El Huesca se encastilló ante el empuje del Getafe en esa vieja regla no escrita de que cuando vas por delante te echas atrás para buscar la contra. Y pudo llegar el 2-0 si el árbitro o el VAR hubieran dado el penalti solicitado por la caída de Akapo en el área del Getafe, pero quien lo tenía que ver no lo hizo y la electrónica, al parecer, tampoco.
Bordalás metió a Mata y Rober Ibáñez para buscar gol y Francisco respondió con Gallar sobre el prado por Gürler. El partido se afeó. El Getafe cercó la meta de Jovanovic con continuas faltas, con juego subterráneo y con el riesgo de que el Huesca se quedara con uno menos. Tocaba aguantar y ser listo… con las pulsaciones a tope. Akapo le puso un balón de oro a Ferreiro y Soria evitó el gol. Y esas ocasiones no se pueden fallar. El Getafe lo hizo. Una sola jugada clara le dio el empate. Una pena, pero es que las lamentaciones de poco sirven.
FICHA TÉCNICA
SD Huesca: Jovanovic; Miramón, Pulido, Etxeita, Semedo, Akapo; Gurler (Gallar, 71’), Musto, Moi Gómez (Rivera, 87’), Ferreiro; Cucho (Longo, 79’).
Getafe: David Soria; Antunes, Cabrera, Djene, Damián Suárez; Amath (Portillo, 58’), Arambarri, Maksimovic, Foulquier (Rober Ibáñez, 68’); Jorge Molina y Ángel (Mata, 68’).
Árbitro: Martínez Munuera. Amarillas a Miramón (23’), Ángel (54’), Musto (58’), Ferreiro (73’), Semedo (74’), Gallar (83’), Damián (85’) y Djene (94’).
Goles: 1-0, Etxeita, 48′ | 1-1, Molina, 92′.
Incidencias: partido disputado en El Alcoraz con 6.420 aficionados en las gradas.