Instalada la idea de que la actual plantilla es insuficiente, está claro que habrá que enhebrar muy bien la aguja y el hilo para no fallar en el mercado de invierno. El Huesca de Míchel juega dos partidos en uno. El que mantiene el cara a cara contra casi cualquier rival y el que se rompe cuando los minutos han madurado o se producen los cambios. Hay un momento en que se queda sin tracción y se cae. Algunas de forma elegante, como hoy; otras no, como contra Osasuna. Todo el trabajo anterior se hunde porque las ocasiones que se han tenido no han sido suficientes para marcar la diferencia, para aguantarla o para mantener el equilibrio. Cuando sucede una vez es una anécdota, dos te sugiere que tienes problemas y a la tercera sabes que es una certeza… y el rival, también. Que los últimos minutos no alienten falsas expectativas porque sería disfrazar la realidad.
Michel volvió a dejar a Rafa Mir para los cambios y metió a Pulido por la baja obligada de Siovas. El resto, lo previsto contra un Celta de gala que recuperó a Santi Mina, que tiene en Iago Aspas a su ejecutor y a Denis Suárez de jugón. Con dos equipos con gusto por el balón y sobre un césped rápido por la lluvia se preparó un partido de alto ritmo, de búsqueda del rival y de altas revoluciones para pisar con peligro el área rival.
En ese alto voltaje, Álvaro Fernández arruinó una fantástica jugada con Iago Aspas de protagonista que metió un pase de lujo a Nolito que no embocó por milímetros. El riesgo de la presión tan alta contra un equipo con esa calidad era ese. Fue un aviso claro de que una pérdida con metros para el rival sembraba la alarma. Hacerlo cerca del área, pánico. Contestó el Huesca vía Ferreiro que obligó a Rubén a sacar un balón con la manopla y Olaza con un centro medido que no aprovechó Nolito que entró solo y remató de cabeza fatal, para fortuna del Huesca.
El Celta desactivó el centro del campo del Huesca
En un partido muy vivo, con 30 minutos intensos, el Celta se hizo con más posesión que el Huesca. Si uno demostraba que está donde está en la clasificación, ni de lejos el Huesca propuso un futbol que se presupone al que vive cerca del cierre de la tabla. El problema llegó entonces. En una salida de balón con un mal pase de Siovas a Borja García, el Celta abrió el marcador. Un robo de Denis Suárez, Iago Aspas que se la pone a Nolito y a la cuarta ocasión que tuvo, el gaditano no falló. Máxima penalización en un desorden.
El desequilibrio en el marcador no cambió el guión. El Huesca siguió martilleando por su banda izquierda, con Galán y Ontiveros buscando la meta de Rubén, y los vigueses, por todos los sitios, la de Álvaro Fernández. Si los de Míchel buscaban el balón al pie; los de Coudet al espacio. Y esa diferencia le daba superioridad en el marcador y en el juego. La primera parte dejó la sensación de que el Celta jugó a lo que le gustaría jugar el Huesca.
Cuando el Celta desactivó el centro del campo del Huesca todo se le hizo más fácil. Ganó metros, empezó a encapsular a los de Míchel cada vez más cerca de su área y a tejer su juego sujetado por una muy buena plantilla. Carente de una referencia en punta, de dar batalla al rival entró al campo Rafa Mir por un desafortunado Borja García.
Si el primer gol vino de un robo cerca del área de Álvaro, el segundo se empezó a facturar en el centro del campo. Otra bola que corta el Celta, Nolito que se la pone a Iago Aspas, que está de dulce, absoluta verticalidad en un gran desmarque, quiebro al portero y gol a media hora de abrochar el partido y con la sensación de que estaba terminado.
Seoane dio otro aire al equipo
Pudo revivir el Huesca con un disparo de Seoane, que remató al palo derecho de Rubén Un disparo seco que se fabricó él mismo, pero cuando la suerte es esquiva todo es más difícil. Y es que pocos minutos después, Rubén sacó a córner un balón de Sergio Gómez. Había mejorado el poderío del Huesca -ya sin Aspas ni Denis Suárez sobre el prado- y con la sensación de que el trabajo ya estaba hecho.
El fútbol es así. Si los dos goles del Huesca habían sido producto de un robo, el del Huesca llegó por la misma vía. Una bola que roba Ferreiro para montar una jugada, Sergio Gómez que se la deja de tacón a Seoane y la cruza de forma fantástica para acortar diferencias. Y el de Badalona pudo poner el empate. Una falta magistral y el balón que no entró en su totalidad en la portería del Celta. El Huesca embotelló al equipo gallego. La entrada de Mir, primero, y las de Seoane y Sergio Gómez, después, dibujaron un partido distinto, abrió la puerta a la esperanza, pero no pueden disfrazar la realidad. Si bien es cierto que el Huesca pudo empatar, los vigueses también agrandar la diferencia con la ocasión de Okay.
Ficha Técnica
Celta de Vigo: Rubén; Mallo, Araújo, Murillo, Olaza (Aidoo 89’); Tapia (Fontán 83’); Brais, Nolito (Baeza 83’); Denis Suárez (Okay 73’); Mina y Aspas (Fran Beltrán 73’).
SD Huesca: Álvaro Fernández; Galán, Siovas, Pulido, Pedro López (Juan Carlos 80’); Borja García (Rafa Mir 54’), Mosquera, Rico (Seoane 67’); Ontiveros (Sergio Gómez 67’), Okazaki, Ferreiro.
Goles: 1-0 min.33 Nolito. 2-0 min. 60 Iago Aspas. 2-1 min. 83 Seoane
Árbitro: José Luis Munuera. Amarilla Denis Suárez 36’, Hugo Mallo 95’
Incidencias: partido disputado en el Balíados que cumplía 92 años ya que fue inaugurado un 30 de diciembre de 1928.