Si algo había dejado este inicio de año era la falta de victorias en el equipo azulgrana. Con el triunfo en Córdoba, el equipo de Anquela rompe el maleficio y mira al futuro con optimismo.
Se acabó. Con el triunfo por 0 goles a 2 en tierras cordobesas la SD Huesca rompe el maleficio de ganar en este 2017. Cinco habían sido los encuentros disputados en el nuevo año y en ninguno se habían conseguido los 3 puntos, pues 2 empates y 3 derrotas era el pobre bagaje cosechado por un equipo que llevaba 6 jornadas (Lugo, Numancia, Levante, Alcorcón y Zaragoza) sin conocer el triunfo.
Y además lo ha conseguido cuando más lo necesitaba y cuando más duro hubiera sido el golpe de la derrota. Tras el varapalo recibido con la derrota en el derbi aragonés, los hombres de Anquela sabían de la importancia de la victoria en el Nuevo Arcangél, un estadio gafe, pues los azulgranas todavía no habían podido ganar en todos sus enfrentamientos en Segunda División. Y es por ello que el míster jienense, conocedor de la importancia del choque, prefirió dotar al equipo de más consistencia en la medular en detrimento de la linea de 5 defensas utilizada en los últimos dos partidos.
Así, los hombres de Anquela salieron dominando un encuentro que pronto se tornó en peligroso, pues a pesar de enfrentarse a un equipo con muchos problemas extradeportivos, su calidad esta ahí y en muchas fases hizo sufrir a un equipo que necesitaba de un espaldarazo moral como el conseguido, además cimentado en el refuerzo de ese 4-2-3-1 -ayudado por los espacios- que tan buen sabor de boca dejó en la primera vuelta de campeonato.
Si el triunfo se puede considerar importante, no es menos importante la recuperación de sensaciones de varios futbolistas que estaban teniendo actuaciones algo más discretas en los últimos partidos. Los Herrera, Samu y Vadillo han salido reforzados de un encuentro que debe servir para crecer. Desde la tranquilidad y la confianza el conjunto oscense tiene la oportunidad el próximo fin de semana de reencontrarse con un triunfo en casa tras 3 derrotas seguidas en El Alcoraz.
Sin duda un empujón de moral a un equipo que estaba intentando reencontrarse consigo mismo, pues está claro que el mercado invernal despistó a unos jugadores que si algo habían demostrado era que tenían fútbol y calidad. Pero las malas dinámicas a veces ayudan a confundir unos automatismos que parecían bien interiorizados y es por ello que el equipo de Anquela, desde este importante triunfo, ha de volver a sus inicios y, con la confianza que éste puede generarles, volver a ser el equipo que fue.