ZARAGOZA | Rubén Floría es uno de esos técnicos modernos que pueblan el fútbol aragonés. Metódico y ejemplar, su mayor logro es haber cambiado la vida de un puñado de futbolistas. Dirige al Racing Club Zaragoza en categoría juvenil, que alcanzó hace unos meses el ascenso a División de Honor Juvenil. El premio de jugar en una categoría nacional define el crecimiento de un club que ha puesto su nombre en el mapa del fútbol aragonés en menos de una década.
Rubén Floría atiende a Sport Aragón feliz y saborea con nosotros el sueño que acaba de cumplir.
Se acaba de cerrar un año muy especial, casi impoluto, que ha acabado de la mejor forma posible…
La verdad es que sí. El equipo se confeccionó para el ascenso, pero todos sabíamos de la dificultad de Liga Nacional. Aunque sepas que tengas jugadores muy buenos, nunca nos imaginamos que fuéramos a tener una ventaja tan grande a falta de un mes y medio para que acabara la competición. Quizá el grupo se relajó un poquito en esa fase, los medios nos empezaron a seguir y es probable que nos pusiéramos más nerviosos. Pudimos haber ganado la liga, pero logramos el ascenso: el objetivo que todos perseguíamos.
¿Cuándo empieza un proyecto como este?
Fran Gracia me llamó y me dijo que me querían tener en el club. Yo soy una persona muy ambiciosa y le expliqué que si iba era para ascender. Me dijo que era un proyecto a dos años y es cierto que en el primer curso quisimos hacer un equipo para lograrlo. Tuvimos una serie de problemas con jugadores de último año, que dudaban sobre su futuro. El inicio fue complicado y cuando quisimos reaccionar ya era tarde. En el segundo año aprovechamos la inercia de la segunda vuelta que habíamos hecho la temporada anterior. Aproveché que la quinta del 2004 me conoce mucho y la fase de captación fue un éxito. La confección del equipo se basó además en una pretemporada en el Pirineo en la que hicimos mucha piña. La fuerza del grupo nos puso este año en el lugar en el que teníamos que estar.
¿Ese es un recurso habitual en estas categorías?
Es habitual en mí. Este año no lo iba a hacer, pero hemos conseguido a través de Fran Gracia y su relación con el Teruel una pretemporada en Alcalá de la Selva. Es una zona nueva, en la que no he estado nunca y nos iremos cinco días a jugar un cuadrangular en Pinilla.
Soy una persona muy seria, metódica y disciplinada. No admito que un jugador venga a pasar el rato. Mis jugadores deben estar enchufados la hora y media que dura el entrenamiento.
¿Cuáles eran los secretos de vuestro equipo?
Hicimos una plantilla muy larga, muy extensa. Tuve el miedo de que se me fuera cayendo gente a medida que avanzara la temporada. Pero han sido tan buenos compañeros entre ellos que hemos logrado acabar la temporada con 21 jugadores. El mejor ejemplo está en la defensa, con un fenómeno que yo no había visto en mi vida. He tenido seis centrales este año y aunque no jugaran o fueran cambiados, todos ponían buena cara. No ha habido egos. Creo que ese ha sido el mejor secreto.
¿Cómo te defines como entrenador?
Soy una persona muy seria. Amigable en las distancias cortas, pero cuando entrenamos soy muy metódico y disciplinado. No admito que una persona venga a pasar el rato. Mis jugadores están enchufados la hora y media que dura el entrenamiento. La competición en los entrenamientos es clave y, en un año completo, permite el crecimiento del jugador.
¿Tienes algún modelo de juego que te seduzca más que otro?
A mí me gusta el fútbol de combinación pero también el fútbol directo. Creo que en este juego ceñirte a un solo método es equivocarse, tienes que entender que cada partido es un mundo. Hay que tener una idea y un estilo, pero entender que en cada partido esa idea puede cambiar.
¿Quién es el entrenador internacional al que te querrías parecer?
Suelo coger matices de todos. En los últimos años he estudiado mucho a Tomas Tuchel. Me enamoré de su 3-4-3 y es el sistema que he utilizado en los últimos dos años. Es uno de mis espejos, pero sin olvidar al director del fútbol que es Guardiola, a Klopp o Ancelotti como gestor de grupos.
El sistema es otra de las claves…
Creo que nuestro campo lo condiciona todo. Es un campo pequeño y pensé en la mejor fórmula para ser dominador en casa. Creía que en un sistema de tres centrales, con carrileros altos, el equipo podía crecer mucho. A mí ese modelo me ha dado la vida. No te voy a decir que hayamos sido el equipo que mejor fútbol ha practicado pero sí hemos estado entre los tres mejores.
El Racing Zaragoza creó hace ocho años un proyecto muy sólido, liderado por gente de fútbol, que sabe de qué va esto. En el Racing Zaragoza sabes que estás más cerca que en otros equipos del fútbol de verdad.
¿Por qué el Racing Zaragoza? ¿Qué tiene ese equipo que no tengan los demás?
La historia del Racing y de su gente la conozco desde hace tiempo. Tiene ocho años de vida y en numerosas ocasiones, cuando coincidía con Quique Ortiz en la radio me decía que cuando quisiera esta era mi casa. Por aquel entonces yo estaba muy feliz en el Juventud, pero ya vi que estaban formando un proyecto muy sólido, creado por gente de fútbol. Los nombres están ahí: Fran Gracia es director deportivo del Teruel en 1ª RFEF, Jorge Ory ahora se va al IPC con el mismo cargo y Mauricio Lanzaro o Goran Drulic son ex futbolistas con mucho peso en la ciudad… Todos son gente que sabe de esto. Cuando vas a un club de barrio te puedes encontrar de todo, aquí sabes que estás más cerca del fútbol de verdad.
¿Cuál es el techo de este club?
Creo que tenemos que seguir creciendo en las categorías de fútbol base para acercarnos al máximo. Y arriba tenemos que mantener la categoría y a partir de ahí seguir evolucionando. Si en ocho años se ha conseguido esto, imagínate lo que podemos hacer en los ocho siguientes.
El cielo es el límite…
Eso es.
¿Quiénes están dentro de la estructura del club?
El mandamás es Fran Gracia, que está también en el Teruel. Quique Ortiz tiene el cargo de presidente. Además está Pablo Carmona, que fue uno de los fundadores, y se encarga de las tareas administrativas. Como otra de las cabezas visibles está David Roche. Yo también estoy en ese lugar pero sin hacer ninguna labor de coordinación. En etapa coordinativa ha venido Jesús Vázquez para cadetes, Tiberio para infantiles y Jorge Antón va a llevar de alevines hacia abajo.
Antón es también tu segundo, ¿cómo explicas la relación que tiene un técnico con su asistente más próximo y la que tienes tú con él?
Para un entrenador su segundo es vital. Jorge Antón es un diamante en bruto. Este año se va a ocupar también del análisis de todos los rivales. Ve el fútbol con mucha precisión y desde el banquillo escucho todas y cada una de sus lecturas. Creo que estamos ante alguien único. Antonio Pescador es otra de esas personas especiales que llevan mucho tiempo conmigo.
¿Cuál es el camino que ha recorrido Rubén Floría?
Entrené unos días en Vadorrey porque el director deportivo me había entrenado y no pude continuar. Entonces ya empezaba a tener el gusanillo y decidí irme a entrenar al Amistad, donde estuve nueve años. Allí coincidí con jugadores como Marc Cucalón o Pau Sans, al que entrené cinco cursos. A Hugo Anglada del Huesca lo firmé desde el Almudévar, en fútbol sala. Ramos ha estado esta temporada en el juvenil del Barça… Te podría decir una cantidad infinita de futbolistas. Allí vi que tenía el límite en el Liga Nacional, a cargo de Rafa Latapia. Y me fui al Juventud durante los siguientes cinco años. Después, me encontré con Toño Blasco y di el salto al Racing. Me dio la oportunidad de ascender a Liga Nacional y luchar por mi sueño: ascender a División de Honor Juvenil.
Pau Sans era picardía pura y dura. Siempre le veías con una sonrisa y en el campo se las sabía todas. Nunca te hubiera dicho que iba a llegar tan lejos y menos que podría hacerlo tan rápido. Pero él siempre fue el más pillo de todos. Pau siempre se jugaba el regate y a lo mejor eso es lo que le ha hecho llegar al lugar en el que está.
Estuviste cinco años con la última aparición de la cantera del Real Zaragoza, ¿cómo era Pau Sans entonces?
Siempre le veías con una sonrisa. De pequeñito recuerdo que se rompió las palas y era muy gracioso porque siempre estaba sonriendo y se le veía el diente roto. Es muy alegre, competitivo al máximo y se cuida mucho.
Sans representa también al fútbol de barrio…
Sí, era fútbol canchero. Picardía pura y dura. Era el más listo de la clase, se las sabía todas. Nunca te hubiera dicho que iba a llegar tan lejos y menos que lo hubiera hecho tan pronto. Pero el fútbol te lleva a sitios que nunca esperabas y él siempre fue el más pillo de todos.
¿Qué supone para ti haber alcanzado la categoría nacional?
Todo viene gracias a mi tío, Arturo Vidal. Me dijo que tenía que entrenar con ambición, que veía el fútbol de otra manera. Él falleció hace cuatro años de un infarto y me animó más que nadie en mi profesión. Era también mi delegado y me decía que estaba perdiendo el tiempo con infantiles y cadetes, que tenía que dar el salto a juveniles. Yo siempre le decía que estaba en el fútbol para disfrutar. Pero a medida que subes de categorías te vas empapando de lo que es el fútbol de verdad. A mi tío le dije que estuviera tranquilo, que con la generación del 2004 podría lograr el ascenso que me pedía. Casualmente ha sido con esa quinta con la que he logrado el triunfo que le había dicho a mi tío.
¿Un entrenador se nace o se hace?
Creo que se nace y se hace. De pequeño, en edad benjamín, hacía la alineación de mi equipo. Me ponía a hacer sistemas y variantes, jugaba al PC Fútbol… Con el tiempo te das cuenta de que ahí había nacido algo especial en mí. Pero la profesión también se hace y se desarrolla. Tienes que tener un don que se basa fundamentalmente en transmitir. Y luego los años te van dando la experiencia que necesitas.
¿Qué es lo más bonito de tu profesión?
Puedes cambiar la vida de los jugadores. Últimamente me han dicho cosas que han hecho que me sienta orgulloso de lo que he hecho. Ha habido futbolistas que me han dicho que yo era el mejor entrenador que había tenido. Me ha pasado también con chicos cuyos padres eran críticos conmigo. Son frases e ideas que te llenan para siempre.
Alberto Zapater representa mejor que nadie los valores de un futbolista. Rubén Gracia Cani es el futbolista aragonés que más ha destacado en los últimos años. Talento puro.
¿Qué tipo de futbolista eras tú?
Yo era un jugador bastante normalito. Era interior, lateral. Muy competitivo, con mala boca. Como entrenador soy todo lo contrario, intento ser lo más respetuoso posible. No dejo que mis jugadores increpen a un árbitro y creo que ese es el camino a seguir.
Una vez Vicente Del Bosque dijo que le hubiera gustado reencarnarse en Sergio Busquets, ¿en qué jugador aragonés te hubiera gustado reencarnarte a ti?
Por valores, sin duda, Alberto Zapater. Como jugador lo tengo claro: Rubén Gracia Cani. He llegado a jugar con el en el Stadium Venecia en verano. Los dos éramos socios. Rubén cogía el balón y se iba de todos como quería. Es el aragonés que más ha destacado en los últimos años. Talento puro.
¿Hay algún jugador que cuides especialmente en tus equipos?
Siempre les digo que un jugador debe ser inteligente. Un futbolista listo lo es todo. Hoy en día nos fijamos en el físico, en la velocidad. Pero un jugador que tiene el fútbol en la cabeza vale más que ningún otro.
¿Crees que se protege al futbolista de la calle, al distinto?
Creo que la selección española ha creado una escuela muy bonita, pero que también ha hecho daño a ese perfil de jugador. Tuvo los mejores, jugadores muy buenos que practicaron este juego a un contacto o dos contactos. Aquí intentamos copiar eso y limitamos al jugador de un perfil brasileño, al que es diferente. Yo aún voy a campos del fútbol aragonés en categorías de iniciación. Y escucho que los padres le piden al mejor jugador que la pase porque es un chupón. Yo suelo pensar que ese tipo de jugador, el más desequilibrante, es el que puede necesitar cualquier equipo. En la confección de la plantilla, siempre pido dos jugadores que sean capaces de desbordar, de hacer las diferencias.
Lo peor que le puede pasar a un chupón es que no se atreva a serlo…
A los jugadores que tienen ese don les pido que se la jueguen siempre en zona de tres cuartos. A los jugadores que tienen regate, les pido siempre que se arriesguen en el uno para uno. Pau Sans es un ejemplo de ello. Pau siempre se jugaba siempre el regate y a lo mejor eso es lo que le ha hecho llegar al lugar en el que está.
El fútbol me ha cambiado y siempre lo he tenido como un hobby. Sé que llegar arriba es imposible, pero disfrutaré de todo el proceso.
¿Qué te ha enseñado este deporte?
El fútbol me ha cambiado. Me ha enseñado valores que debo seguir transmitiendo, tanto a los entrenadores jóvenes como a los jugadores. Son nociones que en esta sociedad se están perdiendo.
¿Cuál es el techo de Rubén Floría?
El fútbol lo he tenido siempre como un hobby. Ahora hay gente que me elogia por mi trabajo pero suelo estar tranquilo. No me pongo techo, sé que llegar arriba es imposible. Pero disfrutaré de todo el proceso.
¿Cuándo marca un gol tu equipo en quién piensas?
En mi tío. Siempre me acuerdo de él en todas las celebraciones.
Rubén Floría, un gran tipo y un gran entrenador.👍