La SD Huesca empató en el Coliseum ante uno de los cocos de la Liga sin ser inferior y gozando de recursos ofensivos para llegar con peligro e incluso anotar.
Fue una clase en la que el Huesca mostró cuánto y cómo sabe competir. Con Melero y Aguilera, cada día mejor compenetrados, presionando encima al rival impidiendo que girara y obligando a que la primera mitad transcurriera más en terreno local que azulgrana. El balón permaneció más tiempo en el campo del Getafe gracias, en mayor medida, a que el Huesca jugó en el Coliseum como un grande.
Los de Anquela no concedieron ninguna ocasión de gol hasta el 43′, cuando Pacheco se encontró con Sergio Herrera. Síntoma de cómo defendió, dónde se situó y cómo mantuvo el balón un Huesca que sabe protegerse con el mismo, algo a la altura de un equipo mayor. Ofensivamente, los azulgrana fueron dañinos por el costado derecho, con un Nagore más incisivo que Brezancic, un Alexander más fino y enchufado que Vadillo y un Samu que se venía a dicho costado para jugar.
El único ‘pero’ que tuvo el Huesca en el primer tiempo fue lo gris que estuvo Vadillo, quien tardará todavía para mostrar su mejor versión, ya que ha de actuar como el generador de jugadas que es, y no como finalizador, característica que ofreció frente al Mirandés por el contexto. Mientras, Samu seguirá derrotando rivales con la categoría que atesora y el mediocentro Aguilera-Melero continuará permitiendo que los tres mediapuntas gocen de la libertad que poseen en ataque.
La dinámica fue contraria en el segundo acto: el Getafe lo inició con una intención mucho más dominante y, por contra, el Huesca se enfundó el traje de contragolpeador. Los de Bordalás quisieron asentarse en terreno azulgrana, imprimiendo un mayor ritmo que el ofrecido hasta el 45′. Ahí, el partido se descontroló y el Getafe resultó más dinámico y llegador ante un Huesca que, en ocasiones, ya tuvo que defenderse en su área.
David Ferreiro (61′) sustituyó a un Vadillo más espeso que apagado y el Huesca se encontró con la ventaja en una de sus características transiciones, en las que llega con mucha gente y con claridad, todo permitido por un medular que también asistió. Tras ello entró Bambock (70′) en lugar de Melero, cambio cantado al ir por delante y quedando cada vez menos, para aportar músculo y recorrido y no ceder facilidades por dentro.
Todavía se rompió más un choque en el que el Huesca siguió atravesando con espacios el terreno azulón y al que el Getafe incomodó con esa marcha más, gracias a la que logró empatar. Urko Vera (78′) fue el último cambio del jienense, en detrimento de un Borja Lázaro cuyo trabajo fue formidable. Poco a poco iba muriendo un encuentro de lectura clara y en el que Anquela puso en liza ‘su once’, porque ya lo tiene y porque, salvo la ausencia de Carlos David, es el idóneo.