La etapa entre Sabiñánigo y Aramon Formigal de la pasada Vuelta obtuvo unos grandes datos de audiencia siendo la segunda mayor de la ronda española. Casi dos millones de personas vieron la etapa que transcurría íntegramente por territorio oscense. Este hecho supone una importante promoción para la provincia de Huesca.
Una vez conocidos los datos de audiencia a nivel nacional de la pasada edición de La Vuelta vemos que arrojan un dato muy interesante para nuestro territorio. La segunda mayor audiencia de toda La Vuelta correspondió a la etapa que se desarrolló íntegramente en la provincia de Huesca. Fue el 4 de septiembre cuando la décimo quinta etapa unía Sabiñánigo con la estación invernal de Aramon Formigal, concretamente con su final en el sector de Sarrios. 1.904.000 personas vieron la retransmisión íntegra de la etapa que pudo verse a través de La 1. En porcentaje supuso un 15,6% del share.
Esta cifra supone la segunda mayor audiencia de las tres semanas que dura La Vuelta, tan sólo superada por otra etapa con sabor altoaragonés, la reina con final en el Aubisque, muy cerca de la frontera del Portalet. Esta última etapa tan sólo superó a la de Formigal en 21.000 espectadores, teniendo un share del 16,6% y siendo también emitida por La 1.
Por detrás de las etapas pirenaicas se encuentran otras dos etapas de montaña, las disputadas en Lagos de Covadonga y Aitana, ambas con 1.845.000 telespectadores. Analizando las audiencias también resulta llamativo que los famosos finales en muros por los que tanto apuesta La Vuelta como seña de identidad frente a Tour y Giro no se encuentran entre las etapas más seguidas, hecho que tal vez debiera hacer recapacitar a los organizadores.
Todo esto viene a demostrar lo positivo de apostar por el ciclismo de élite. La promoción a nivel nacional, e incluso internacional ya que La Vuelta se emite en todos los continentes, es realmente notable. Más en un territorio montañoso como el nuestro en el cual lo normal es que se disputen etapas de montaña que acaben atrayendo en el futuro a numerosos cicloturistas, máxime contando con la cercanía de los grandes puertos franceses, algo que habría que aprovechar uniendo con etapas ambas vertientes del Pirineo. En esta clara apuesta habría que contribuir con el descubrimiento de nuevos puertos, ya sean de paso o finales de etapa. Puertos de entidad como Sahún, por poner un ejemplo, están esperando asfalto para el paso de los ciclistas, y para la llegada de más turismo.