La actual crisis del coronavirus (Covid-19) ha terminado por contagiar al deporte profesional. No podía ser de otra forma en un mundo tan globalizado. Da igual el deporte que sea, da igual el rincón del mundo en el que lo estés practicando, te acabará afectando de una manera u otra. Eso lo sabe bien Sergio Samitier, el ciclista aragonés del Movistar que sufrió en sus propias carnes la crisis del coronavirus (afortunadamente dando negativo en los análisis) que sacudió al UAE Tour en Arabia.
Se llevaban disputadas cinco etapas y llegaba la sexta, una etapa peligrosa por el viento, de las que causan respeto a escaladores como Samitier. Pero todo cambió esa noche en el lujoso hotel del circuito de Fórmula 1 de Yas Marina. Según el ciclista de Barbastro, “por la noche mi compañero de habitación, Héctor Carretero, oyó ruidos y conversaciones en los pasillos, entre ellos a su director Chente García Acosta”. A partir de ese momento se desencadenaron los acontecimientos en la noche árabe. Pronto llegaron las tres de la noche, cuando el médico del Movistar “nos comunicó que había un caso de coronavirus y se suspendía la prueba”.
De las tres de la noche saltamos a las cuatro y media, hora en la que todos los ciclistas fueron llamados para llevar a cabo los controles del coronavirus. El protocolo se había activado porque “cuando salimos de las habitaciones nos estaban esperando médicos tapados del todo, al más puro estilo de una central nuclear o algo así”, relata Samitier, para seguir contando que “les metieron un palillo por la nariz para sacar muestras y les tomaron la temperatura”. Y vuelta a la cama a dormir, si es que eso es posible tras vivir esta situación.
El día de los rumores
Con la llegada del nuevo día los ciclistas empezaron con su rutina habitual, pero desinformados y todavía ignorando lo que para muchos de ellos estaba por venir. Según Sami, era inevitable oír todo tipo de rumores “como que había miembros del UAE con el virus”, hasta incluso que “un jeque árabe había ido a ver la prueba y al sentirse con fiebre pensó que él mismo había contraído el virus y obligó a aislarlos a todos”. Por la tarde ya se les prohibió a todos salir de las habitaciones, unas habitaciones “que ya no las hacían y a las que nos traían comida basura”, comenta Sergio.
En el seno del Movistar había tranquilidad, más que en otros equipos, dentro de la situación anómala que se estaba viviendo. Las horas pasaban y los ciclistas trataban de llevarlas de la mejor manera posible. No era muy difícil en un “hotelazo en el que veías coches de Fórmula 1, en el que podías subir a la piscina a darte un baño o bajar al gimnasio, que por cierto estaba lleno de ciclistas”. Unas minivacaciones obligadas.
Poco a poco iban llegando noticias aparentemente más fiables, como que el brote provenía de la cuarta planta, una planta que según el ciclista de Barbastro “aislaron de mala manera porque seguía entrando y saliendo gente de esa planta con los cuales se estaba en contacto”.
Los resultados
Dos días más tarde llegaron los resultados de las pruebas realizadas a todos los que formaban parte del UAE Tour. “Todos dieron negativo a excepción de dos no negativos, que tampoco eran positivos”, continúa Samitier. A partir de ahí todo se volvió más caótico. Todo eran prisas, todo eran nervios. “Las listas estaban en árabe y había que traducirlas pero al hacerlo a nuestro alfabeto salían nombres raros”, también añade que “los nervios aumentaban por poder llegar todos los equipos a los vuelos para salir de Arabia”.
Finalmente y de manera casi inexplicable, también quizás con algo de fortuna, Movistar pudo ser de los primeros en abandonar el país, “no como por ejemplo el Cofidis de Herrada, que siguen encerrados allí”.
La sensación final que le deja todo este episodio al bravo ciclista aragonés, y por extensión al grueso de la comunidad ciclista, es que no se ha gestionado de la manera correcta porque “si realmente ha habido, como así parece ser, casos de coronavirus tendrían que estar todos aún allí aislados y no unos sí y otros no”. A Samitier, personalmente, no le ha afectado demasiado “tres días sin entrenar”, nos comenta, pero “es duro ponerse en la piel de otros compañeros de profesión, como Herrada, que van a estar en cuarentena dentro de una habitación de hotel hasta el 14 de marzo” como consecuencia de una crisis mal gestionada desde el principio. Esto último lo añado yo pero es el pensar general dentro del mundo del ciclismo.