Victor Manuel Sánchez Rico, asistido en la bandas por Óscar Gómez Masegosa y Josep Orio Pérez Seto, fue el encargado de arbitrar el partido entre la SD Huesca y el Real Unión Club de Irún, que acabó con victoria para los oscenses por 2-1. El colegiado catalán no tuvo en sus manos un choque fácil debido a la intensidad de ambos conjuntos.
Sánchez Rico es el primer colegiado que ha utilizado el spray en El Alcoraz | Foto: sporthuesca.com – C.PascualEl encuentro que se vio ayer en El Alcoraz fue intenso. El contacto físico estuvo presente durante los 90 minutos y el árbitro intentó aplicar el reglamento en la medida que pudo. El partido finalizó con 6 amonestados: Iñigo Ros, Scardina, Camacho y José Gaspar por parte de la SD Huesca; y Urkizu y Domínguez por parte del Real Unión Club de Irún.
La SD Huesca vio 4 tarjetas amarillas
Iñigo Ros vio la amonestación en el minuto 19 por cortar un contragolpe del Real Unión con una dura entrada en el centro del campo. A Francesco Scardina le mostró la cartulina amarilla en el minuto 39 por interpretar que el zaguero italiano golpeaba con el brazo al delantero Jorge Galán en un salto, al ir los dos en busca del esférico aéreo. En el 74, el capitán Juanjo Camacho fue amonestado por Sánchez Rico al interpretar que el futbolista azulgrana había realizado una entrada muy brusca en el centro del campo, pese a estar el balón en juego. El último jugador de la SD Huesca que vio la tarjeta amarilla fue José Gaspar, en el minuto 83, tras frenar bruscamente un contragolpe del Real Unión que conducía Eneko Romo.
Iñaki Urkizu en el minuto 27, y Juan Domínguez en el 44, vieron la cartulina amarilla por el mismo motivo, “derribar a un contrario en la disputa del balón, cortando así su avance”, según refleja el acta arbitral.
Sánchez Rico también pasará a la historia, tanto a la del Real Unión como a la de la SD Huesca, por ser el primer árbitro que utilizó, en un partido oficial para ambos, el famoso spray que delimita la distancia de la barrera al esférico y la zona de colocación del mismo.
Los asistentes tuvieron mucho trabajo vigilando las líneas defensivas debido a que ambas delanteras jugaban al límite del fuera de juego. El delantero balear Guillem Martí fue el que más desquiciado acabó, debido a que le señalaron varias posiciones antirreglamentarias pese a recriminar, con ayuda del público del Alcoraz, que se encontraba en posición correcta. En el centro del campo hubo mucho contacto físico y tal vez el colegiado debió mostrar alguna cartulina más. El árbitro catalán no demostró tener una unidad de medida igualitaria, puesto que en ocasiones detenía el juego al ver un ligero contacto y en otras pasaba por alto una entrada a destiempo.