El balear, que no ha tenido el comienzo esperado en esta segunda etapa en Huesca, podría resurgir el próximo domingo ante el equipo con el que alcanzó la gloria.
Llega el Valladolid y, con él, un recuerdo más que especial para un azulgrana. Ese es Lluís Sastre que, con el conjunto pucelano, logró lo que todos los futbolistas desean: llegar a Primera División. La oportunidad llegó tras destacar en Huesca temporada tras temporada hasta que El Alcoraz se le quedó pequeño para poder desarrollar el talento que atesora, y un astuto Valladolid, al que los azulgrana se enfrentaron en el último curso de Sastre en el club oscense, se hizo con sus servicios.
El ascenso directo lo comandaron los dos gallegos (Dépor y Celta) y el equipo blanquivioleta, tras disputar el ‘playoff’ de ascenso, logró convertirse en el tercer equipo que disputaría la máxima competición nacional. Y eso iba a hacer Sastre, que se atrevió hasta a poner su nombre en el marcador del Bernabéu anotando un golazo, algo que no lograba desde una victoria del Huesca en Castellón del 22 de mayo de 2010. Con el Valladolid, el de Binissalem supo lo que significa jugar en la élite y ante los mejores equipos del país, y del mundo. Y, sin el Huesca de por medio, eso no hubiera sido posible. O, al menos, no hubiese sido tal y como sucedió.
Años más tarde Sastre regresaba a sus orígenes balompédicos profesionales, los que se sucedían en los terrenos cercanos a El Alcoraz. El balear, añorado y querido por todos los aficionados, volvía a su casa después de haber disfrutado de un periplo en el paraíso y, otro, alcanzándolo como protagonista. Huesca iba a ser, de nuevo, su hogar, donde volver a sentirse futbolista y reencontrarse con aquel Sastre que deslumbraba en la medular. Sin embargo, sus escasos 265 minutos repartidos en 5 partidos y su insuficiente rendimiento sobre el verde dos meses después de su llegada le han privado de tal intención.
Titular en Tarragona, en el derbi y en Córdoba, y habiendo completado únicamente el encuentro frente al Nàstic (0-0), Sastre debe reaparecer con la mayor de las calidades. Las molestias musculares sufridas por Aguilera en el Martínez Valero, al que el propio Lluís tuvo que sustituir, le podrían abrir la puerta de la titularidad este próximo domingo formando pareja con Melero. Si no es el caso, sus más que posibles minutos ante el Valladolid deberían armarle de valor para ser quien ha demostrado ser.
No lo tiene nada sencillo el balear por haberse encontrado con un centro del campo sólido, talentoso y efectivo y a un ritmo distinto al suyo. La presencia del Pucela o el simple color blanquivioleta podrían sacudir emocionalmente a un Sastre que necesita y mucho al Huesca y al que el Huesca, si pisa el ‘playoff’, terminará necesitando.