El ‘Sastrus interruptus’ del cierre del mercado veraniego ha dejado un poso de frustración y muchas preguntas en el aire. La no llegada de Sastre a la Sociedad Deportiva Huesca evidencia que alguien era el primo en la mesa de juego. Huesca, Leganés y el propio futbolista han desarrollado sus estrategias durante un mes y medio para acabar perdiendo los tres. Sospecho que el más damnificado es el jugador balear, que los azulgranas han acusado la exposición pública del caso y que los madrileños han jugado con uno y otros.
Sastre no será del Huesca; al menos, de momento. Mientras se publica este texto, el club altoaragonés no ha hecho efectivo su plan B. Esto es, acudir al mercado de los jugadores en paro. Sin el de Binissalem, la plantilla presenta un agujero en la zona de creación, la falta de una pieza de las características que el balear encarna. La marcha de Fran Mérida iba a paliarse con Sastre y, sin ninguno de los dos, Anquela debe agarrarse al doble pivote defensivo o confiar en Melero, a quien se adivina mejor fortuna en la media punta que como distribuidor del fútbol azulgrana. Veremos. Por eso creo que habrá otro fichaje. La opción C es aguardar a enero.
El Huesca ha preparado y comenzado la temporada incompleto. Sin Sastre pero pensando en Sastre. Con los entrenamientos y las dos primera jornadas de Liga en clave de “ya llegará”. Tan seguro se daba. ¿Qué ha pasado? Que el Huesca lo intentó hasta el último momento pero el Leganés, a falta de un fichaje de similares prestaciones, prefirió conservarlo pese a los intentos de este por desvincularse y regresar a la capital oscense.
Fran Mérida se comprometió con Osasuna el 21 de julio y el Huesca se puso en marcha para encontrar sustituto de manera inmediata. Incluso había afirmado Lalo Arantegui, ante la despedida del catalán, que en 24 horas habría recambio o que esa era la intención. Una de esas declaraciones que carga el diablo conforme los plazos se van dilatando. Probablemente se ha tratado de una negociación bastante convencional, pero con una diferencia que ha horadado la imagen de los protagonistas: la exposición pública. La filtración del nombre, en contraste con el celo y discreción de otras ocasiones, ha convertido el caso Sastre en una serie con capítulos diarios en tiempo real. Por ello la frustración final ha sido mayor.
Otro aspecto que ha jugado en contra del papel del Huesca ha sido la seguridad con que muchos de sus principales dirigentes se referían al fichaje de Sastre. Que venía seguro. Que era cuestión de tiempo y tenían la palabra de honor del Leganés. Los madrileños también tranquilizaban en este sentido. La de Lalo fue una de las voces más prudentes en estos últimos días, tal vez para presionar al equipo pepinero o para curarse en salud. Por cierto, los medios de comunicación criticados por ‘columpiarse’ solo publicaban lo que recababan de las tres partes.
Al final, el dueño del futbolista tenía la sartén por el mango. El Leganés ha preferido quedare con él y dejar en papel mojado las promesas como si se tratase de un amor adolescente. Sorprende más si cabe porque Sastre es de Bahía y Bahía tiene un peso específico en el Leganés y el Huesca. Y porque en las dos primeras jornadas no ha disputado ni un minuto frente a Celta y Atlético. La profesionalidad del balear, con fuertes lazos afectivos y familiares con Huesca, es intachable y está muy por encima de los bandazos de los madrileños. Apuesto desde esta columna a que en el mercado invernal le abren la puerta de salida. Llegue quien llegue ahora, o si lo hace Sastre en enero, o si no viene nadie, tampoco supone el fin de la civilización. El Huesca hará buenos y malos partidos y deberá explorar nuevas soluciones.