Cada club de fútbol tiene su año especial, sus 365 días inolvidables, sus 8.760 horas de puro disfrute donde el balón se convierte en el mejor amigo. Cada afición recuerda unos momentos puntuales que se graban en las retinas de niños, adultos y ancianos, de mujeres y hombres, sin importar la clase social y la profesión que uno desempeña. Y la SD Huesca no iba a ser menos. La afición azulgrana tampoco. Equipo y afición despiden un 2017 histórico, plagado de éxitos, emociones y momentos para contar a futuras generaciones que no hayan podido ver al club azulgrana en el mejor año de su larga historia.
Pero el Huesca no empezó el año como lo va a acabar, siendo líder de la Segunda División. El 2017 aterrizó con complicaciones para el equipo que entrenaba Anquela, ya que de los 5 primeros partidos el Huesca solo consiguió 2 goles (ante el Zaragoza) y 2 puntos gracias a los empates con Numancia y Nàstic. Las derrotas con Alcorcón, Levante y Zaragoza (última derrota azulgrana en El Alcoraz) hicieron saltar todas las alarmas en las oficinas de El Alcoraz. El 2017 no había empezado como terminó el 2016.
Sin embargo, enero solo fue la única piedra en el camino que no pudo sortear el Huesca. Desde ese 4 de febrero donde el Zaragoza logró conquistar El Alcoraz y hasta el 6 de mayo en el que los azulgranas perdieron en Girona, el Huesca acumuló 12 partidos consecutivos sin conocer la derrota, con 7 victorias y 5 empates, un récord histórico. En esa racha pasó de la decimoquinta posición a la quinta. De pelear el descenso a soñar con el ‘playoff’. La fecha clave y el escenario más importante y bonito fue el de Reus, cuando gracias al gol de Samu Sáiz sobre la bocina el Huesca selló la permanencia 9 jornadas antes de finalizar la campaña.
Y al sexto mes llegó la machada
10 de junio del 2017. Más de un millar de oscenses se despertaron ese día, madrugando, para hacer un viaje de casi 400 kilómetros en autobús o en coche particular, con amigos, familia o en solitario. El destino era Valencia, más concretamente el Ciutat de València. El objetivo, un ‘playoff’ con el que poner la guinda a una temporada sobresaliente. Y se hizo. Sufriendo, peleando, remontando y, como dicta el lema, no reblando. El 1-0 granota tardó 10 minutos en ser igualado y 19′ en ser remontado. El Huesca estaba a cuatro partidos de ser equipo de Primera.
Por delante tenía un escollo de talla gigantesca: el Getafe de Bordalás, un entrenador experto en estos partidos. Tras igualar el 0-2 en El Alcoraz con el gol más especial de Camacho en su carrera como jugador azulgrana, la SD Huesca volvía a hacer un viaje una semana después de Valencia con mucho que ganar y nada que perder. Esta vez tocaba Madrid, esta vez el madrugón y los kilómetros eran dirección el Coliseum Alfonso Pérez de Getafe. El encuentro tuvo poca miga (victoria muy clara azulona) pero el nombre de la SD Huesca ya estaba inscrito.
Se va Samu, llega ‘Cucho’
La salida de Samu era inminente. Un jugador con una calidad superlativa que pedía a gritos una oportunidad en un nuevo peldaño del fútbol, una cantidad irrechazable de dinero, es decir, un negocio perfecto para ambas partes. El Huesca vendió al jugador más caro de su historia y a cambio se trajo a la compra más cara de su historia, un futbolista que acababa de ascender a Segunda División con la Cultural Leonesa: Álex Gallar.
Además de él llegaron otras piezas que no parecían que iban a tener tanta importancia como la del joven ‘Cucho’, un futbolista desconocido que en menos de 3 meses ya tenía a toda la grada de El Alcoraz bailando al son de la música colombiana. Sergio Herrera puso dirección Osasuna y Álex Remiro ocupó su puesto en la portería. También llegaron otros futbolistas como Rescaldani o Pulido guiados desde el banquillo por Rubi.
El resultado ha sido inmejorable, ya que tras 20 jornadas el Huesca es líder por séptima jornada consecutiva, ha ganado su primer derbi aragonés, no ha perdido todavía en El Alcoraz, tiene una de las porterías más salvaguardadas de la categoría, la mejor pareja ofensiva de toda la Segunda División y uno de los bloques más compactos y competitivos del panorama futbolístico español.
Un horizonte despejado y luminoso
Con la última victoria en Tarragona el Huesca llegó a los 39 puntos en tan solo 20 jornadas sacando 19 puntos a los puestos de descenso, 10 al primer equipo que está fuera de ‘playoff’ y 4 al tercer clasificado (un Oviedo que abrirá en El Alcoraz un fulgurante mes de enero). Así, los 50 puntos de la permanencia parecen un objetivo que ya se toca con la punta de los dedos, por lo que la afición y la plantilla, una vez sellada la permanencia, va a mirar hacia arriba, dirección Primera División.
La lucha por el ‘playoff’ se prevé como una batalla en la que el Huesca está siendo el contendiente mejor situado y el que más opciones tiene de ocupar uno de los primeros 6 puestos, principalmente porque es el líder de la categoría. Pero no solo se puede soñar con otro ‘playoff’ de ascenso, si no que también se va a intentar aspirar a ser uno de los dos equipos que suban directamente y, por qué no, campeonando la Segunda División.
Un panorama despejado en cuanto a la permanencia y un horizonte luminoso donde dormirse y relajarse no está permitido ni para soñar. Ahora mismo, pelear por el ascenso es una realidad que rodea a una SD Huesca que al 2018 solo le puede pedir otro año irrepetible, como este 2017 que despide.