La SD Huesca vive una nueva realidad, una etapa en la que -con todavía mucho camino por recorrer- comienza a ser un club de referencia y atractivo, tal y como demostró el interés del Wakatake Group. Juanjo Camacho, uno de los grandes valedores de esta colaboración entre las dos entidades, nos explica cómo surgió esta idea y todo lo que ello conlleva.
“Tener a Okazaki en el equipo no solo sube la calidad en el propio equipo sino que también te abre fronteras de cara a otro tipo de actividades”, comenzaba el ex capitán azulgrana. El Wakatake Group contactó con la Fundación Alcoraz para llevar a cabo este programa deportivo y conocer la metodología del club altoaragonés, aprovechando la presencia de uno de los jugadores más importantes en la historia del fútbol japonés.
Pero, al observar este breve campus de fútbol para los más jóvenes, surge una pregunta obligada: ¿Existía un interés en la SD Huesca en la captación de jóvenes perlas? Camacho es claro y niega que existiera en ningún momento dicho interés.
“El objetivo puro y duro de estos programas no era la captación de jóvenes promesas. Si se hubiese dado esa situación, no te niego que igual se hubiese planteado, pero a esas edades tan tempranas con las que vinieron a aquí y con tan poco tiempo de observación, era muy complicado. La principal razón de este proyecto era que conocieran España, nuestro territorio, nuestra metodología y a un gran ídolo en Japón como es Shinji”, explicaba.
Éxito rotundo en esta primera gran oportunidad
Juanjo Camacho admite estar muy orgulloso de que “una organización de tal calibre como el Wakatake Group se haya fijado en nosotros”. Era la ocasión perfecta para demostrar que la SD Huesca ya está preparada para estos nuevos retos de mayor entidad y alcance: “Inicialmente teníamos dudas ya que se trataba de algo que nunca habíamos hecho antes. No sabíamos si nos íbamos a quedar cortos respecto a lo que suelen ofrecer otros clubes pero al final han quedado muy contentos”.
Para el ex futbolista, sin duda una de las claves de este éxito ha sido la cercanía con la que trabaja el club, algo difícil de encontrar en otros sitios. “Por ejemplo, quizá les hubiera hecho más ilusión a los chicos ver el Bernabéu, pero seguramente no lo hubieran pisado, algo que sí que hicieron en El Alcoraz. Ellos han podido disfrutar de todas nuestras instalaciones, trabajar junto a entrenadores de nuestra cantera y, en definitiva, disfrutar de una gran estancia”, indicaba.
El fútbol no entiende de lenguas
Uno de los mayores retos a la hora del correcto funcionamiento de los entrenamientos era el idioma; sin embargo, la realidad ha sido bastante diferente: “Son chavales muy ordenados y aplicados. A pesar del idioma, me ha sorprendido lo rápido que asimilaban los ejercicios que les explicábamos y que, lógicamente, el traductor se los comunicaba posteriormente. Esto servía para que cada entrenamiento fuese más eficaz. Sin duda, ha sido una semana productiva”.
Y es que ya lo dijo Okazaki en las palabras que dedicó a sus jóvenes fans: “Estoy viviendo una experiencia única aquí. Sigo sin entender bien el idioma pero, aún así, siento que gracias al fútbol todos nos entendemos“. Es cierto, el fútbol rompe barreras de culturas, idiomas o costumbres, y eso es lo más hermoso que puede regalar el deporte. Tal y como lo han demostrado la SD Huesca, la Fundación Alcoraz y el Wakatake Group.