Los más jóvenes no se acordarán, o quizá les suene como algo muy lejano. Los que tienen más edad, lo tendrán más fresco en la memoria. Esta semana pasada se han sorteado los play offs de ascenso a Segunda B y Segunda, donde no hace demasiados años el Huesca era casi un clásico.
En los 90 aprendíamos la geografía más cercana gracias a que, algún año, el Huesca jugaba en Tanos, con el mítico Tropezón, en Tafalla contra la Peña Sport, en Miranda de Ebro contra el Mirandés, o en Lemona, donde el campo limitaba con la mítica cementera. Con el cambio de Siglo descubrimos donde estaba Castillo del Romeral, Gavá, o Écija.
El Huesca era un clásico en estos sorteos y les prometo que en la radio era día grande: yo casi no comía esperando que dieran las 4 de la tarde para transmitir el sorteo. Tengo recuerdos imborrables de aquellas tardes: en una donde todavía se ascendía por fase de grupos, me salté una clase de literatura de la carrera y les juro que lo que contó el profesor en esa clase cayó en el examen un mes después, no se me olvidarán nunca los poetas dadaístas.
Años después, en el que el Huesca se quedó con la miel en los labios en El Alcoraz ante el Granada, un tal Mikel Rico me dejó avergonzado porque sabía del Gavá, primer rival del Huesca, mucho más que yo, que se suponía que iba preparado a la transmisión. Los preparativos de ese día eran fantásticos, con un teléfono en Las Rozas dando señal del sorteo y todos pendientes de lo que contábamos porque entonces, el Huesca por la radio sólo le interesaba a un medio, el nuestro. Eran días llenos de emoción, donde la excitación, la espectación y las ganas aumentaban a cada minuto que se restaba para la hora del partido. No hace tanto, pero eran otros tiempos.
Yo, que sigo siendo un apasionado de estas fases de ascenso, veo a Santander, Cartagena o Huelva, por citarles equipos míticos, y pienso que cuando el Huesca estaba en esos sorteos, ellos muy poco se preocupaban. Estaban en Primera, en Segunda e incluso en Europa y en finales de Copa del Rey. Hoy todo eso ha cambiado y el Huesca ve estos sorteos, y estas “tediosas” en algunos casos fases de ascenso, con el grato recuerdo de haberlas vivido y con el ferviente deseo de no volver a jugarlas nunca más.
En este fútbol sin memoria conviene recordar a veces quienes somos ahora, pero también quienes fuimos para que estar en lo alto no nos vuelva insensibles a la historia.