Cuesta ver fútbol atractivo en 2ªB, una categoría llena de campos y futbolistas de corte labriego. A eso, hay que añadirle las últimas tardes de la presente campaña en El Alcoraz, caracterizadas por el cruel frío invernal.
Eran crepúsculos neblinosos, dominados por el letargo y poco gustosos de fútbol. El equipo parecía contagiarse de esta pesadumbre que provocaba el temporal. Costaba sacar los partidos adelante aunque al final como trabajadores responsables, los futbolistas, por la calidad de la plantilla y el rigor laboral, solían convertir en victorias, salvo algún empate de excepción, todo lo disputado en Huesca.
Tevenet pedía a los suyos regularidad en los partidos. Hilvanar noventa minutos a la misma intensidad. La afición necesitaba, más allá de los triunfos, algo diferente, quizás más exquisito con lo que regresar a casa. Casualidad o no, el pasado domingo comenzaron a brotar del cielo los primeros destellos primaverales solo enturbiados por el viento. Y el equipo jugó. Eso sí, hubo cinco minutos de caraja para dar al Leioa su dosis de alegría por marcar en un terreno tan difícil como El Alcoraz. Galardón para unos y aviso para otros, pues algún integrante oscense anda algo descentrado últimamente.
“A Mérida se le vio más voluntad que uniformidad en la confección de su juego”
A partir de ahí el festín definitivo. A Mérida se le vio más voluntad que uniformidad en la confección de su juego. Mientras éste llega, queda Tyronne, un canario virtuoso. Taconazo a José Gaspar y golazo por la escuadra para ejecutar una victoria holgada, autoritaria, bien es cierto que ante uno de los rivales menos capacitados del grupo. Pero gran triunfo, de eso no hay duda. Toque, buenas transiciones, numerosos jugadores dispuestos a dar un último pase con clase y rematadores con acierto. Definitivamente, el equipo además parece haber encontrado en Maínz los tan anhelados goles de un nueve.
El Leioa se ha convertido para los azulgranas en esta temporada un equipo trampolín. En la ida, por lograr la primera victoria en el maldito terreno vasco. En la vuelta, por la casi constante precisión en el juego de los oscenses.
“Pasamos de ver un equipo tacaño y algo laxo en las últimas semanas a un conjunto inconformista”
Y cuando el 3-1 parecía definitivo, Tevenet registró en el verde las peticiones que previamente realizó ante los medios. Aprovechó un momento donde el juego estaba parado. Mandó llamar a Camacho. No pudimos entender lo que departieron pero fue un punto de inflexión. El capitán arengó a los jugadores del ataque y el Huesca comenzó a buscar con una nueva intensidad más goles. Así, pasamos de ver un equipo tacaño y algo laxo en las últimas semanas a un conjunto inconformista, que acabó disfrutando de sí mismo. El Huesca recuperó el espíritu que en su día tuvo en Vallecas frente al Rayo ‘B’.
El domingo los azulgranas sí buscaron la perfección. Llegaron a caer los cinco tantos que daban el liderato. El gol fue anulado. Más allá de si cayeron cuatro o cinco, más allá de si el Huesca volverá a ser líder mañana o pasado, el choque frente al Leioa dejó entrever algo que se ha intuido en determinados momentos de la temporada: el poderío que este equipo puede llegar a tener sí no se extravía por el campo.
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