La puesta de largo en el Alcoraz ha sido de nota. Antes del pitido inicial, recuerdo para Carlos Luna que hoy seguro ha vibrado desde lo alto con la victoria de nuestra SD Huesca de Míchel.
Míchel ha confirmado con hechos su discurso veraniego de equipo con identidad propia y que debe hacer disfrutar a la grada. Hoy hemos visto a un Huesca muy superior a su rival y que nos ha hecho recordar, durante muchos minutos, algunos de los mejores partidos de la era Rubi. Los sesenta primeros minutos, hasta el tercer gol obra de Pulido, han sido de un nivel que hacía mucho tiempo que no se veía.
El partido arrancaba con un Huesca muy metido en el partido. Defensa muy adelantada, presión alta, bien organizada, que lograba asfixiar al Depor y que provocaba recuperaciones de balón cerca del área rival. El equipo estaba bien escalonado. Defendíamos todos, empezando por un Escriche que se multiplicaba en el campo para pelear cada balón, un medio del campo que subía metros para achicar espacios y una zaga que impedía al equipo coruñés tener visos de conseguir hacer daño en balones largos hacia sus delanteros.
Cuando recuperábamos el balón se combinada rápido, siempre había más de una opción para el hombre con balón. La línea media del equipo disfrutaba circulando con mucho criterio y velocidad un balón que, bajo las órdenes de Míchel, parecía ser propiedad del Huesca. Además, Raba y Ferreiro entraban bien por las bandas y daban profundidad al equipo para poner balones al área. Fruto de esta brillante presión conjunta y rápida combinación, han llegado los goles de Eugeni y Raba, el segundo espectacular, que nos llevaban al descanso con una ventaja de dos goles a cero.
Tras el descanso más de lo mismo. Líneas bien adelantas, el Huesca apretaba mucho y cuando conseguía recuperar la posesión del balón combinada rápido con velocidad, anchura y profundidad para crear mucho peligro ante la meta del equipo gallego. Otra recuperación rápida ha permito al equipo oscense conseguir el tercer tanto, obra de Pulido.
La calma tras la tormenta
A partir de ahí el partido ha cambiado. El Deportivo de La Coruña, con el orgullo herido, ha sumado efectivos en ataque y el Huesca ha bajado unos metros la presión. La inercia del resultado favorable y la sensación de tener el partido más que encarrilado han hecho que el Huesca se echase demasiado atrás y que finalmente encajase un gol mediada la segunda mitad. Aunque el Depor lo ha intentado, el Huesca se ha mostrado sólido atrás durante la segunda parte y ha conseguido mantener el resultado hasta el pitido final del árbitro.
Pese a que se trata del segundo partido de liga hemos podido ver ‘in situ’ la propuesta de Míchel. El fútbol da muchas vueltas y lo que hoy es blanco mañana puede ser negro, pero sí es cierto que el equipo parece haber entendido el mensaje del madrileño. Enfrente teníamos a todo un Deportivo de La Coruña, un rival llamado a estar en la parte alta de la tabla. Esta victoria puede tener más importancia en el momento de hacer números al final de la temporada.
Lo mejor, el trabajo coral del Huesca y ver al público entregado y vibrando con el equipo de Míchel. ¿Quién lo iba a decir a mediados de julio?. Lo peor, el bajón de la segunda parte y la defensa del balón parado. Además, opinión personal, la salida de balón jugada desde el portero, cuando el rival está presionando muy arriba, es hacer equilibrios en la cuerda floja y algún día puede costar un disgusto. Demasiado riesgo.
Tres puntos más a la buchaca, la grada feliz y orgullosa, el míster contento, la maquinaria del equipo se va engrasando, los jugadores disfrutando ¿qué más podemos pedir?