Un mar de dudas inunda la ciudad oscense que ve cómo su equipo comenzó esperanzador su segunda aventura en Primera pero que se está desinflando poco a poco. La medicina contra esta disyuntiva que sufre la afición azulgrana es clara: una victoria. Pasados los dos enfrentamientos contra los líderes de la liga (Real Sociedad y Real Madrid), las excusas se han agotado. La SD Huesca tiene que ganar y Sergio Gómez es muy consciente de ello.
“Nos jugamos mucho en el próximo partido contra el Éibar. Lo afrontamos prácticamente como una final. El grupo está totalmente metido en este próximo enfrentamiento y confío en que lograremos los tres puntos”, reflexionaba.
El catalán admite que “fastidia ver los dos últimos partidos en el casillero” pero que eso “ya es pasado”. Ha aprovechado para dar la cara por sus compañeros explicando que haber recibido ocho goles en los dos últimos partidos “es culpa de todos, desde el portero hasta el delantero”.
“Hemos jugado contra equipos con un capacidad goleadora impresionante. Era un gran rival que opta a todo en todas las temporadas, era complicado y por ello no debemos obcecarnos”, añadía.
Sergio Gómez cree que la SD Huesca continúa por buen camino pese a las sensaciones que está dejando en las últimas semanas. “Tenemos que jugar como un bloque, solo así conseguiremos encajar menos y hacer que las victorias vayan llegando”, concluía.