El nuevo proyecto de la SD Huesca arrancaba este verano con Luis García Tevenet como estandarte, acompañado de Luis Helguera y aires bien distintos a los últimos tiempos pasados. El conjunto azulgrana ha vuelto a vivir una nueva transición, no solo en los aspectos deportivos sino también y muy significativo el cambio económico. Mucha más humildad en casi todos los estamentos del club con la cabeza indicada para llevar a buen puerto a esta empresa.
Alineación de la SD Huesca frente al Trival Valderas | Foto: sporthuesca.com – C.PascualTevenet ha inculcado desde su llegada valores que hacían falta en un vestuario seminuevo. La humildad también se ha percibido allí: donde el año pasado todo era presión por ascender, este año es tranquilidad por ir acortando los objetivos a cada fin de semana, dejando descansar y no poco el aspecto mental de los futbolistas. Donde antes los hubo atenazados, ahora viven en paz.
Tardó el Huesca en definirse perfectamente como equipo. Encontrar un once tipo no fue tarea sencilla, principalmente por el baile en la zona de ataque. Pero todo está ya asentado. Ni el País Vasco, territorio en el comenzó sufriendo como en la temporada pasada, es ya lugar para la zozobra de los azulgranas. El último partido de la primera vuelta frente al Bilbao Athletic da cuenta de un equipo fijo, definido, de calidad, eso sí, algo desprovisto de gol.
Un Huesca sin bicefalias gubernamentales, un entrenador respaldado por todos y una plantilla con un once de garantías son circunstancias que han supuesto ver a un equipo líder, regular que forma parte del podio de los menos goleados de la categoría y que no sabe lo que es perder desde hace nueve jornadas.
El Huesca finaliza la primera vuelta por primera vez en su historia como campeón de invierno a base de humildad, sacrificio y ambición. Y en medio una eliminatoria copera para endulzar y encandilar a un pueblo futbolístico dispuesto a reengancharse con su Huesca. Después de mucho tiempo el club de Cocorón vuelve a ser loable y comienza a hacer visible en el campo cada blasón del escudo de un club pequeño cuyo corazón late a ritmo de grande.