Corría el minuto 67 cuando Jaime Seoane y Sergio Gómez entraron al terreno de juego. De ahí en adelante, el Huesca mejoró por momentos, conforme el Celta quitaba jugadores titulares y se relajaba. Fue ahí cuando ambos, especialmente inspirados, dieron la cara por todos sus compañeros.
🔵🔴 No te pierdas el programa de Balones Fuera analizando el Huesca (1-0) Málaga
La importancia de ambos jugadores pasó por la verticalidad que aportaron al juego oscense. Seoane tocó casi todo hacia delante, con buenas conducciones y asociación dinámica. Frente al juego controlador y con muchos toques que la afición está acostumbrada a ver, fue un soplo de aire fresco, con intenciones claramente ofensivas, recorrido y ganas de balón.
Mejoró notablemente tanto a Mikel Rico como a Borja García, por lo que muchos le pides ya como titular para la siguiente jornada. Los datos lo avalan: dio el 90% de los pases bien, frente al 81% de Borja y Mikel; ganó el 50% de los duelos, igual que Mikel pero mucho más que el 18% de Borja; perdió algo prácticamente lo mismo la posesión (todos rondan una pérdida cada 7′ – 8′) y no fue regateado ni una vez.
Pero más allá de todas las estadísticas, quedaron unas sensaciones extremadamente positivas de una de las jóvenes perlas azulgranas. Y es que la actuación de Seoane ante el Celta fue rebosante de determinación, ganas y calidad. Frente a la pasividad o la relajación de muchos jugadores, que prefieren no involucrarse demasiado en la creación, Jaime fue testarudo, desmarcándose constantemente en la frontal del área para ser una solución efectiva a la cerrada defensa rival.
Sus caídas a ambos costados y su buen entendimiento con Sergio valieron un gol y lo mejor que puede sacar un aficionado del choque ante el los gallegos, en el que el Huesca dejó una vez más una imagen preocupante y se estanca en los puestos de descenso.