Hablamos con una de las más firmes promesas del ciclismo nacional en categoría sub 23. A sus 21 años, Sergio Samitier (Barbastro, 1995) ha firmado una temporada de ensueño en la que enfundado en el maillot rosa del Lizarte ha sacado a relucir su gen ganador, logrando levantar los brazos hasta en cinco ocasiones, algo inédito hasta la fecha en su carrera deportiva. Pero no siempre fue así…
De Sergio Samitier, “Sami” para los amigos, se puede decir que lleva el ciclismo en las entrañas. No es normal en un deporte tan duro y sacrificado como el ciclismo que un niño que empezó a los seis años con sus primeras carreras, hoy, con los veintiuno ya cumplidos, se haya convertido en una de las referencias del pelotón amateur español.
Lo normal es que, por unos motivos u otros, los chicos se quemen por el camino, salvo que tengas una determinación inquebrantable por un objetivo, el de llegar a ser ciclista profesional. Para ello hay que reunir un buen puñado de condiciones e “intentar ser lo más completo posible y defenderse en todos los terrenos, aunque he de reconocer que las etapas de montaña son mis preferidas”. Si tienes la suerte de dar el salto a la máxima categoría, por muchos éxitos que hayas cosechado en el campo amateur, te resetean y empiezas de cero. Gregario y sin apenas momentos de libertad en un mundo en el que sólo los más fuertes sobreviven, por eso en Lizarte los preparan para ello: “Me encanta poder ayudar a mis compañeros para que ellos triunfen”. Todo generosidad el del Somontano, pero continúa “me siento feliz cuando llego a meta a 15 minutos del primero, exhausto, después de haber trabajado durante muchos kilómetros y ver que ha ganado tu compañero, me llena de satisfacción”.
Repasando su 2016 destacan sobre manera sus cinco triunfos (Gorla, Trofeo Eusebio Vélez, 1ª etapa Vuelta a Navarra, Alsasua y Zaldibia), pero Sergio prefiere mirar por encima de ellos porque no sólo de triunfos se alimenta el ciclista. Del que ha sido el mejor año de su vida deportiva dice que “independientemente de los triunfos he disfrutado muchísimo, algo que espero poder seguir haciendo en los próximos años. Me quedo con muy buenos recuerdos de este año”.
Pero todas estas luces contrastan con su, si se me permite, oscuro pasado, largos años de entrenamientos que no se veían reflejados en las clasificaciones. Sami no se avergüenza de sus inicios, aquellos años en los que según sus propias palabras “era el más paquete de todos”, llegando a recordarnos incluso como en infantiles su amigo Iván Yebra, actualmente en el Telcom, le llegó a doblar en un circuito hasta en cinco ocasiones. En cadetes no conseguía acabar las carreras. En juveniles la cosa mejoró un poco, ya lograba entrar con el pelotón en meta. Pero ha sido en el tercer año como amateur cuando ha destapado el tarro de las esencias: “Tras trece años compitiendo he conseguido levantar los brazos, me siento más que ganador”. Hasta la coma tiene un nombre, constancia. Lo de después es puro orgullo, en el mejor sentido de la palabra.
Con la mirada puesta en el ya cercano 2017, Sami admite que la responsabilidad dentro de las filas del Lizarte va en aumento año tras año, tal vez esta próxima temporada en mayor medida por quedarse como uno de los puntales del equipo tras el salto de cuatro de sus compañeros al campo profesional, pero lo lleva bien, “es algo a lo que hay que acostumbrarse, con trabajo y esfuerzo las cosas salen, además intento no preocuparme por eso”. Tiene la fortuna de haber caído en el Lizarte, actualmente la mejor fábrica de ciclistas que hay en España, una escuadra donde “los directores son como padres y los compañeros como hermanos, todos te apoyan aun cuando las cosas no salen bien”. Con modestia y prudencia responde el de Barbastro cuando se le pregunta por sus deseos de cara al año nuevo: “Seguir creciendo como ciclista y no estancarme. Creo que lo más importante no es ganar carreras sino seguir creciendo y dar el nivel, si consigo eso las victorias llegarán”. Pero en esa mezcla de modestia y prudencia que tan bien inculcan en la escuadra navarra tal vez esté escondida su ambición, la de llegar a lo más alto del ciclismo: “Lo importante es seguir esta línea y en un futuro poder compartir equipo con mis amigos y excompañeros como Héctor Carretero y Richard Carapaz, y por su puesto con mi gran amigo Jorge Arcas“. Suerte Sami.