Dolor, rabia e impotencia. Esas fueron las primeras reacciones tras terminar el encuentro del pasado viernes. Porque a diferencia del encuentro ante el Rayo, donde me marché realmente preocupado, el conjunto de Leo sí fue competitivo, reconocible y -errores a parte- estuvo más cerca de ganar que de perder. Esta es la senda y analizar el choque por la simplicidad del resultado me parece, a parte de injusto, demasiado dañino.
Claro que duele perder cuando tu rival termina con 9 jugadores. Claro que duele que te ganen en un error y el único tiro a puerta del rival. Pero seamos sinceros; ni fueron mejores ni compitieron mejor. Si acaso, y eso es indiscutible, tuvieron más acierto y además, en el momento más inesperado. Una cosa es analizar y otra especular con una palabra tan amplia y con un significado tan abstracto.
Si competir es acertar en tu única ocasión, lo compro. Pero si por el camino regalas dos expulsiones y estás a merced de un rival que te genera ocasiones claras, perdonadme, pero eso no es competir, eso es jugar con un fuego que sólo pudo esconder el resultado. Si alguien fue mejor ese fue el Huesca, pero lo que no podemos esconder que no dio para ganar. La ansiedad que parece estar generando el primer gol en casa y la primera victoria,está pesando como una losa en el ambiente. Nunca el fútbol pudo ser más cruel. Pero si algo hemos aprendido es “que lo que no te mata, te fortalece”.
“Es importante que los árboles nos dejen ver el bosque”
Por eso me parece mucho más efectivo analizar en qué y en dónde está el margen de mejora. Porque lo hay y porque estoy convencido de que el camino del triunfo está más cerca este viernes de lo que estaba el pasado. Si algo debemos intentar es no contribuir en generar más presión. El objetivo es el mismo: salvar la categoría y disfrutar.
Porque no hay una tecla donde digas que vas a ser más o menos competitivo. Eso te lo da las características de tus jugadores, su aplomo en el campo, el juego, la agresividad en las disputas, el atrevimiento y sobre todo, el acierto. Me parece muy pobre hacer una análisis con el resultado como factor principal. Claro que influye, influye mucho, pero tras el partido del pasado viernes es importante que los árboles nos dejen ver el bosque. El Huesca dejó muchas cosas buenas y también algunas limitaciones. Porque las tiene, porque apenas se han necesitado 5 partidos para ver que hay algunas carencias.
Pero ahora no es tiempo para lamentaciones. Salvo que Emilio se saque algún as de la manga, con este equipo hemos de tirar hasta el mercado invernal y a tenor de lo visto, hay motivos suficientes para creer que podemos y debemos competir ante muchos equipos de esta Liga Santander. Pero bien alto y claro lo digo: si hay un Huesca que me representa, el viernes por muchos momentos lo vi. La ovación al finalizar el partido mostró gratitud. Si hay que sufrir como perros, el aficionado oscense eligió que prefiere que sea así.
“Sería un descomunal error descabalgar esta idea por este mal resultado”
Ahora Leo deberá dar otra vuelta de tuerca más al perfeccionamiento de su idea. Porque quedó suficientemente demostrado que por muy Real Sociedad que sea, todo el mundo busca la practicidad y apenas arriesga un ápice cuando sale de su feudo. Este Huesca no intimida, pero genera respeto y aunque no genere puntos, es un motivo para creer en uno mismo. Y al equipo podremos pedirle muchas cosas, pero lo que no podemos negar que sí que hubo una evolución -a mi juicio a mejor-, y aunque todavía no se notó donde debe notarse, en el momento menos esperado la moneda caerá del lado azulgrana.
Porque al equipo no le da para ganar pero jugando así más pronto que tarde, le dará. Por eso sería un descomunal error descabalgar esta idea por un mal resultado. Si existe la luz, el pasado viernes empezamos a conocerla. Porque sin ser un partido redondo y mostrando unas carencias de plantilla muy visibles, este Huesca sí se pareció más al equipo que el aficionado desea ver. Tuvo ritmo, apenas concedió ocasiones, generó superioridades, recuperó la iniciativa, el desparpajo, e incluso gozó de oportunidades. Y todo ello, bajo la sensación de que existen futbolistas que todavía deber dar su mejor nivel.
Con la duda creciente en la portería y un manifiesto problema para generar e iniciar el juego, el Huesca estuvo mucho más vivo durante todo el partido que los últimos choques y en muchas fases fue notablemente mejor que su rival. La falta de acierto está empezando a generar un problema, pero mientras tanto, Leo y sus equipo están poniendo las bases para no dejar todo al azar de esta suerte cotizada llamada efectividad. La efectividad también va relacionada con la calidad y este Huesca por razones obvias anda lejos de ser un martillo pilón a la hora de definir sus partidos. Es un lastre que a nadie debe extrañar. Que está, y cuanto antes sepamos rebatirlo con otro tipo de argumentos, mejor. Pero algún día hasta esto puede tornar. Mostrando argumentos como los del pasado viernes, será mucho más fácil.
“Encontrar acomodo a jugadores con vitola de importantes es uno de los mayores retos de este cuerpo técnico”
Mientras llegan las aportaciones ofensivas de los nuevos hombres, este Huesca está tirando con el pasado. Un motivo de orgullo, pero a la vez, uno de los motivos de preocupación. Que solo las caras nuevas estén apareciendo y aportando en la parcela defensiva, habla a las claras del déficit de efectividad que está mostrando el equipo en ataque. Si se quiere crecer, estos deben aparecer. El salto de calidad todavía no lo estamos viendo y eso nos está penalizando. Encontrar acomodo a jugadores con vitola de importantes es uno de los mayores retos de este cuerpo técnico.
Pero también está dejando ver que hay jugadores sobre los cuales debe cimentarse el proyecto. Que los Melero, Moi Gómez, Gallar o Ferreiro encuentren la forma de asociarse es bueno para el Huesca y será muy bueno para el devenir del equipo. Con ellos acomodados en posiciones más naturales, el Huesca mejoró. Se encontró más simétrico y compensado, e incluso la ausencia de ese medio creador no fue un escollo para mandar y ser mejor que su rival. Debe aprender a no arriesgar donde no se debe, pero que ello no suponga un freno donde sí es importante asumir riesgos y tener personalidad.
Toca seguir trabajando y, osado de mí, le pediría a Leo todavía un pelín más de valentía en una propuesta que debe catapultar un poquito más a nuestro capitán. Su llegada diferencial en las proximidades del área es un bien que no nos podemos permitir desaprovechar. Por eso es importante que no dude ahora. Lo reflejado sobre el verde de El Alcoraz el pasado viernes debe tener la continuidad y el acierto adecuado para afinarlo un poquito más. Seríamos unos inconscientes si no supiéramos discernir la realidad sin mirar el resultado final. Ahora es cuando más debe refrendarse la idea, porque es buena y, porque lejos de parecer tocar techo, esconde un buen ramillete de variables que bien potenciadas nos pueden hacer crecer.