Haga frío, llueva, truene o brille el sol, la SD Huesca empieza jugando bien, incluso merece más de lo que consigue, pero entre los fallos en la portería contraria y las concesiones en la propia, no gana. Desde la llegada de Francisco, de hecho, no gana nunca y esto es una de las cosas asombrosas que de vez en cuando nos depara el mundo del fútbol. Se antoja difícil explicar cómo puede ser que tras 8 partidos ligueros en el conjunto azulgrana sus números de puntaje sean peores que los de Leo Franco. Pues sí, lo son. Esos 3 de 24 se antojan todavía más pobres que los 5 de 24 de su antecesor y lo mires por donde lo mires -exceptuando clasificatoriamente- todo el mundo tenemos la sensación de que ambos están a años luz. Pero tozuda realidad que contrariada en sus estadísticas asume sin equivocación que uno mejora en todo al otro, pero en cambio resulta menos productivo.
“Cuando la compasión saluda cada tarde, el incienso humea presagiando el sepelio”
Pero tampoco conviene engañarse, este Huesca es verdad que asume sin complejo el tuteo a cualquier rival, pero cuando tiene todo en su mano, hierra cual novillero perdido entre tanto consuelo dañino. Perder siendo siempre felicitado es la derrota más hipnotizadora de este afamado deporte. Sienta bien, incluso ayuda mentalmente, pero si no andas avispado te destruye en tu propia autocomplacencia. Cuando la compasión saluda cada tarde, el incienso humea presagiando el sepelio. Francisco lo sabe y lejos de disimularlo le honra reconocerlo. Ese “sí, pero todavía no he ganado” dice mucho de él y dice mucho de las limitaciones que ha encontrado.
“Espero y deseo que Francisco encuentre antes el premio al trabajo que la puerta de salida”
El fútbol es ese deporte donde un inconsciente es capaz de acertar una quiniela y el mejor de los más preparados adecentar su maleta para cuando el tiempo le ponga en su sitio. Espero y deseo que Francisco encuentre antes el premio al trabajo que la puerta de salida. Porque si algo ha conseguido es tener a 10-12 futbolistas mentalizados, incluso capaces de competir con cualquiera en primera y hasta con ritmo para estar más cerca de ganar en muchos partidos que de perder. Y eso viniendo de donde veníamos ya puede considerarse un buen mérito. Haber desnudado una a una las vergüenzas de una plantilla limitada y golpeada en su moral, es el golpe más duro hacia quienes con buenas intenciones confeccionaron una plantilla insuficiente para semejante reto. Esa es quizás la puntilla más cruel a quienes confiaron en su trabajo para revertir la situación. Pero a veces el destino es cruel y despiadado. Las vergüenzas han sido atisbadas sin disimulo. Quienes confeccionaron esta plantilla tendrán ahora su revalida. Seguramente la merezcan, también la necesitan. Es su hora y dentro de un esfuerzo realista deben intentar cambiar el panorama.
Ahora hay entrenador y un buen ramillete de buenos futbolistas, los cuales salvo contadas excepciones son los que nos trajeron hasta aquí. Ya no sirve echar más paladas de arena sobre ellos, ni dudar de su implicación, han demostrado con creces que con poco más todos serían mejores. Ahora lo que toca es dignificar al club y a sus aficionados. Y para ello no encuentro mejor forma que darle argumentos al entrenador y complementos a todos estos válidos jugadores. Porque lo son, porque lo eran y porque no era necesaria ninguna revolución, sino algo de acierto y ambición, cosa que los hechos han demostrado que no se tuvo.
Este mercado invernal debe de aglutinar el mejor de los esfuerzos. Un esfuerzo cosido con sentido común, eso lo primero, pero que eleve el nivel de una plantilla que pide como el comer actores para la causa. Ahora es cuando menos les debe temblar el pulso. Que salga quien debe de salir y el que venga que ayude a complementar el nivel existente. Las salidas parecen claras, jugar a esperar no tiene sentido. Quien en seis meses no ha podido demostrar que es mejor de lo que había, debe encontrar su camino en otro sitio. El fútbol siempre concede segundas o terceras oportunidades.
“Si fallamos de nuevo en lo verdaderamente importante (lo deportivo) casi nada tendrá sentido”
Que tengan suerte, que les vaya bien en su nuevo destino, gracias por el trabajo, pero la situación del club debe ser prioritaria. El cambio debe ser importante y luego ya veremos donde nos sitúa la clasificación. Nadie en su sano juicio está pidiendo que prometan un milagro hechizado con palabras bienintencionadas, sólo se pide elevar el nivel de ambición e ilusión para que este 2019 sea un camino espinado pero a la vez divertido. Caer en la autocomplacencia es de mediocres y quienes idearon este fabuloso plan no son ni una cosa ni la otra.
Jugar a planificar una temporada -la que viene- asumiendo será en segunda y buscando jugadores para ello, sería empezar a cimentar otra vez la casa por el tejado. ¿Alguien en su sano juicio imagina que tras 6 meses iguales que los pasados, tendremos algún actor valido para el reto venidero? No juguemos a fabricar ilusos, como mejor se prepara el futuro es peleando el presente. Pensar que trayendo futbolistas de segunda estaremos ganando tiempo: o es iluso, o considera que estos van a borrar de un plumazo unos largos meses desahuciados entre reproches y desconfianza. Si no creemos que se puede solucionar el presente, entonces si que lo tengo claro: no hipotequemos el futuro. Pero eso sí, el reguero de cadáveres puede ser sonado. No encuentro destino más siniestro para quienes nos llevaron a la gloria. No les abandonemos a su suerte. Ellos, nunca lo hicieron.
Y por el camino agradecer a todos los que domingo tras domingo intentan hacer parecer que hemos venido aquí para divertirnos y el resultado ‘casi’ nos da igual. Es impagable ese aire de optimismo que insuflan a la mayoría. El club entre ellos también está poniendo su granito de arena para crear ambientes perfectos, sinergias edificantes, cosa que es muy de agradecer. Pero, si la magia queremos que permanezca no queda otra que remar en la misma dirección, pero sin perder la perspectiva de que si fallamos de nuevo en lo verdaderamente importante (lo deportivo) casi nada tendrá sentido. Allí es donde se debe centrar ahora mismo todo el esfuerzo. Lo necesitamos y también digámoslo de paso, lo merecemos.