ZARAGOZA | El mercado del Real Zaragoza se mueve a un ritmo lento, en busca ahora del cambio de ritmo definitivo. La reunión en Madrid ha sido, al margen de la presentación de la camiseta y la charla de Alberto Zapater con el nuevo director general, la mayor novedad de la semana. Y lo fue, entre otras cosas, porque Jorge Mas saltó el charco para conocer a Víctor Fernández. El encuentro fue publicitado por los medios del club, en una postal que queda para siempre.
En torno a una mesa estaban Jorge Mas, Mariano Aguilar, Juan Carlos Cordero y Fernando López. El título que presidió la publicación fue revelador: “comunión y confianza”. Hay una medida disuasoria en ese lema, una forma de calmar las aguas. Un mes después de la primera cumbre, se sustituye la “gran sintonía” por esa escena de concordia. Y los rumores siempre se centran en un matrimonio de conveniencia, el que une a Juan Carlos Cordero y Víctor Fernández.
Hay ideas en todas las direcciones y en las relaciones personales entre dos individuos, solo esas dos personas saben toda la verdad. Fernando López destacó que entre ambos hay ahora mucho trabajo en común, “una gran piña”. Es probable que no se lleven a matar, como señalan algunos, y que no haya gran complicidad entre ellos, como dicen otros. Quizá nunca lo sepamos. Pero conviene recordar que en este punto de la historia, el Real Zaragoza siempre está por encima de todas las cosas. Y se espera que Víctor Fernández y Juan Carlos Cordero se rijan siempre por esa regla. Entre otras cosas porque una convivencia armónica puede parecer una fórmula ganadora: el ojo para el talento de Víctor y el conocimiento del mercado de Cordero.
De la reunión nunca se sabrá demasiado. Pero sí que sirve para dar un punto de tranquilidad a la afición, a los miembros de la estructura deportiva y puede agilizar algunas operaciones. Se sospecha que Víctor Fernández pudo pedir hace tiempo un encuentro con Jorge Mas y este ha llegado en una semana clave, previa al regreso del equipo al trabajo. El técnico se encontrará con más caras de las que querría ver en el inicio de la pretemporada, cerca de la treintena de futbolistas, pendiente de fichajes diferenciales y de salidas estratégicas. En esa comunión había también una petición para la afición: paciencia. Como si a esta afición se le pudieran pedir más cosas del todo que ya ha dado y que sigue dando.
En la agenda del Real Zaragoza se acumulan citas y deberes. Los nombres de Joao Basso, Álex Forés, Haissem Hassan o Pau Víctor aparecen en la escena, mientras Gori Gracia y Dani Tasende siguen en la sala de espera. La propiedad insiste en hacer una apuesta ambiciosa para este verano, en un mercado que se explica desde la quietud y la parálisis. Si la reunión sirvió para algo, además de las presentación, fue para reafirmar esa idea. Se desea que sea la calma previa al terremoto y que en las próximas semanas haya vértigo y grandes aciertos. Por encima de la comunión de los particulares, estará siempre la ilusión de la gente. Un verso musical define a la afición en todos los veranos: “Vive mirando una estrella, siempre en estado de espera”.