Es muy fácil hablar a posteriori, pero no me nieguen que tras la lesión de ‘Cucho’ en Granada les surgieron dudas de si se notaría o no la ausencia del colombiano. Yo las tenía. Más que dudas eran incertidumbres, más aún cuando Rescaldani no ha podido, o no ha sabido, aprovechar las oportunidades que Rubi le ha dado para ponerse a la par de sus compañeros.
Y no nos engañemos: prescindir de un tipo que ha marcado 10 goles y ha desequilibrado y desnivelado muchos partidos es una ausencia que lógicamente se tiene que notar. Pues con esas incertidumbres andaba yo cuando el balón echó a rodar en El Alcoraz, y se disiparon pronto, pues el Huesca jugó igual: quiso el balón, fue valiente y pasó por encima de un rival muy pobre y, porqué no decirlo, jauto de fútbol por los cuatro costados.
La candidez del rival, que perdió por el árbitro y el viento según su ya exentrenador, no debe enmascarar otro buen partido del Huesca, que demostró que sin uno de sus pilares fundamentales también se sabe manejar como pez en el agua. Porque más allá del error que supuso el anecdótico 3-1, el Huesca volvió a ser sólido y ordenado, exquisito en la creación y salida del balón, y con chispa en los últimos metros para generar ocasiones de gol que justificaron una victoria más que justa, y otra vez, un liderato en solitario.
Dos reflexiones más quiero compartir con ustedes, queridos lectores. La primera es reconocer abiertamente que me equivoqué con ‘Chimy’. Todavía algunos me recuerdan que dijera en una transmisión que ‘Chimy’ era poco más o menos como la ‘M’ de Benidorm, y lo dije porque tras verle un par de partidos, no tenía catalogado al futbolista, no me transmitía nada su juego. Como si yo fuera un gallego, no sabía si subía o si bajaba.
Tras el derbi agaché la cabeza y borré la expresión antes mencionada, entonando el mea culpa. El argentino hace un trabajo brutal, fantástico, se deja todo en el campo y está empezando a ser uno de los favoritos de la grada de El Alcoraz, que gusta mucho de este tipo de jugadores. Ya ven, a mí no me duelen prendas en reconocer cuando me equivoco, y les digo, sin pretender ser egocéntrico, que en el mundo del fútbol y el periodismo, la autocrítica no es algo que se vea muy a menudo.
Lo segundo que no quería que se me escapara, es que incluso yo, un tipo que con cada día que pasa se vuelve más prudente y le cuesta más creerse las cosas, está considerando muy seriamente que esto del Huesca no es una broma, que va muy en serio y que, aun quedando mucho, estoy empezando hasta a disfrutar del liderato. Alguno me dirá, y con razón, que voy unas semanas tarde, que se ve desde hace tiempo, pero ya les digo que soy excesivamente prudente en algunas cosas.
Permítanme, para compensarles, venirme arriba: queda mucho, pero lo del Huesca va en serio, muy en serio. Lo del equipo simpático, el “ya caerá”, el “ya verás en invierno cuando les desmonten el equipo”, está a punto de caducar. Queda mucho, sí, pero me da a mí que nos vamos a divertir de lo lindo, yo incluido.