ZARAGOZA | El Real Zaragoza llega a Alcorcón en busca de un triunfo que le dé consistencia a su segunda vuelta, fe a todas sus posibilidades. Se medirá al equipo más en forma de la competición, un grupo al que ha salvado la llegada de Medhi Nafti. El técnico franco tunecino siempre pareció especialista en las situaciones límites, mejor en proyectos humildes, pensados en sobrevivir que en los que están hechos para triunfar. Y, de momento, ha puesto el curso boca abajo, con 10 puntos de los últimos 12.
El Zaragoza de Velázquez también llega en buen momento: encadena 6 partidos sin perder y recuperó el triunfo ante el Andorra. Mejor en el fondo que en las formas, Velázquez ensalza al colectivo, el comportamiento del grupo y cree que las victorias se escriben desde el vestuario. La buscará en Santo Domingo, donde tiene buenos recuerdos en el fútbol y en el marcador.
Los chicos están bien, pregona el técnico en sus ruedas de prensa. Si Escribá decía mucho en todo lo que callaba, Velázquez no dice mucho en todo lo que habla. Sus ruedas de prensa ponen en valor a un grupo unido, reforzado a través de un sistema en el que los tres defensores son un núcleo hasta ahora innegociable. Todo indica que el regreso de Jair no apartará a Lluís López del once y que en sus perfiles volverán a estar Alejandro Francés y Santiago Mouriño.
La baja de Toni Moya será cubierta por Jaume Grau y en los carriles se espera que Gámez y Mollejo sigan aportando profundidad y gol. En el centro del escenario, repetirán Francho Serrano y Maikel Mesa. El canterano aporta un recorrido inagotable, factor sorpresa y un fútbol que se explica desde la cantidad. Maikel Mesa es calidad y el valor de lo distinto: está preparado para marcar de nuevo las diferencias.
Enfrente estarán algunas amenazas conocidas, el guante de Javi Lara o la voracidad de Diego Sousa, autor como Gámez de una chilena para el recuerdo en la jornada anterior. Ante todos esos elementos juega el Zaragoza, que no vence fuera de su estadio desde octubre. La prueba de hoy será vital para el equipo de Velázquez. En un partido que se definirá en los duelos y las disputas, el Real Zaragoza no puede negociar los esfuerzos y debe jugar sin frenos. Solo con una victoria en Santo Domingo se podrá creer en una reacción definitiva.