El partido de esta jornada del Real Zaragoza fue uno de esos partidos de desgaste. De los que adormecen al espectador neutro y desespera a los aficionados de los equipos que se enfrentan sobre el césped. La plasticidad, la imaginación o la eficacia brillaron por su ausencia entre dos conjuntos que parecían repelerse cuales polos equivalentes. A pesar del empate, los tres puntos se irán a Zaragoza por alineación indebida del Alcorcón. Un poco de mejor sabor de boca.
El partido esperado
Rubén Baraja y Mere Hermoso hacen uso de una dibujo inicial, si no igual, muy similar en su forma. Asimismo, la filosofía de ambos técnicos radica en atacar defendiendo para asegurar ante todo la portería a cero. Si no encajas, no pierdes.
Es por ello que en la tarde de ayer pudimos ver dos equipos estructuralmente bien diseñados, pero con el tejado por terminar. Las delanteras hicieron el papel de extra en una película protagonizada por los defensores que ayer saltaron al campo. Varios tiros muy desviados y tan solo un solitario remate a puerta con la firma de de la cabeza de Atienza pusieron en blanco sobre negro los problemas de ambos equipos.
El Alcorcón es un equipo eminentemente defensivo que debe aprovechar muy bien sus llegadas para ganar los partidos. Como gran novedad en el once, Barbero y Gual, los dos delanteros más puros del equipo, alinearon la vez en la punta de lanza, por detrás de las dos líneas de cuatro. Con este movimiento Mere imaginó a un equipo más profundo y con más capacidad de remate. Nada lejos de la realidad. Los alfareros a penas pisaron el área de un serio Cristian Álvarez y salvo un disparo raso de Gual rozando el palo, poco más generó el Alcorcón en jugada.
En las segunda parte, el balón parado se presentó como el argumento de más peso de unos alcorconeros, muy espesos con la pelota en los pies. Esta vez Hugo Fraile, el jugador mejor dotado técnicamente, no fue suficiente para ganar un partido que jugaron con un futbolista más durante media hora.
Las bandas ilusionan
El Real Zaragoza alineó lo mismo que frente a Las Palmas la semana pasada salvo las novedades de Zannimachia por la derecha en vez del expulsado Nieto. Chavarría partió de lateral zurdo pero acabó comiéndose la banda izquierda entera, y el italiano, por la derecha, resultó ser el jugador más osado de un equipo nublado en creatividad. Con la idea que Baraja quiere implantar, las bandas deben de ser el principal salvoconducto de este equipo, y lo están siendo.
Sin duda, Pep Chavarría está siendo la gran nota positiva de este arranque de temporada. Su descaro, su velocidad y su mordiente son el principal cauce de ataque del Zaragoza. Sus centros casi siempre generar algo en beneficio propio. Un córner, un buen centro (sin remate) o un falta a favor.
Con Buyla jugando por su banda, los metros que recorre el ex del Olot aumenta. Buyla tiende a meterse hacia dentro cuando el equipo ataca a sabiendas de la capacidad física de su compañero en el lateral zurdo.
En la otra banda, Luca Zannimachia. El extremo italiano debutó con la elástica blanquilla tras recuperes de lesión y acabó siendo de lo más destacado del equipo en ataque. Zannimachia aglomeró muchas jugadas de ataque en sus pies, además de ser el único con el desparpajo y la valentía necesaria para tirar un regate a su defensor. También lo intentó desde fuera del área pero sin fortuna. La nota negativa del partido fue su falta de entendimiento con los compañeros de ataque, en especial con Vuckic.
A falta de ver mejor a Sergio Bermejo y a Larrazabal, y de la recuperación de un James que puede jugar ahí, las bandas del Real Zaragoza están siendo las zanas en las que más confianzas hay depositadas ahora mismo.
Dos partidos diferenciados por Buyla
A pesar de lo áspero y pesado del partido de ayer a las cuatro de la tarde, se pudieron diferenciar dos fases del partido muy bien marcadas. Jannick Buyla, con media hora aún por jugarse, eligió la peor acción para parar una contra alfarera. Entrada por atrás al tobillo de Arribas en una zona alejada de peligro para autoexpulsarse y sembrar el pánico en el aficionado maño. De los errores se aprende y seguramente Buyla no vuelva a cometer más estos deslices. O se lo piense dos veces antes de hacerlo.
Por tanto, dos fases divididas con la expulsión de Buyla. En la primera de ellas, el Real Zaragoza dominó claramente con la pelota con un 70 % de la posesión del balón. Buen posicionamiento sobre el campo con Atienza y Guitián trasmitiendo confianza en todo momento.
Sobre Eguaras (en quién si no) recayó la labor de sacar del balón jugado posicionándose hacia la posición de central izquierdo, tal y como propone Baraja. Sin embargo, el de Ansoáin no está bien. No está siendo el jugador que teje el centro del campo a base de pases precisos y verticales. Ni está siendo el jugador por el que gira el equipo. Y es que esta no es la mejor versión de Íñigo Eguaras.
Con un porcentaje de acierto en pases por debajo de lo que suele acostumbrar (79.7% ayer), se le notó falto de confianza y con poca mala baba en la dirección de sus pases. Hasta en 20 ocasiones perdió la posesión. Indispensable recuperarle si se quiere aspirar a algo esta temporada.
Narváez y Vuckic, sin pólvora en el Real Zaragoza
Como sucediese el sábado pasado a la misma hora frente a Las Palmas, Narváez y Vuckic fueron los puntas titulares. En la primera hora de partido, con el juego bajo control visitante, fue cuando ambos generaron mayor peligro. Una frivolidad de tacón errada por Vuckic y un latigazo rozando el poste de Narváez fueron las únicas ocasiones del esloveno y el colombiano en todo el partido.
Acostumbrados al caudal ofensivo del curso anterior y a la autosuficiencia de Luis Suárez, cuesta más asimilar los roles que los delanteros titulares de esta temporada están tomando. Vuckic necesita de sus compañeros para brillar; bajar a recibir, jugar de espaldas y llegar desde segunda línea al remate. Juanjo no es el mismo jugador que Haris, pero tampoco es un delantero Juan Palomo, de los de “yo me lo guiso, yo me lo como”. También necesita de los jugadores de banda y medio campo para desplegar sus mejores armas ofensivas, a pesar de su mayor desborde.
Seguramente con el paso de las semanas Narváez y Vuckic vayan asimilando mucho mejor sus labores sobre el campo y acaben creando más inquietudes a las defensas rivales. Eso sí, este es un problema de todos. Generar jugadas y ser precisos en cada acción requiere de un crecimiento colectivo en ataque, que parece ir sin pausa pero sin prisa.
Con uno menos, a sujetar el marcador
Tras el dominio zaragocista de los primeros 60 minutos pero sin ocasiones que moviesen el marcador, Buyla se expulsó. A partido ahí la segunda fase del encuentro.
La iniciativa pasó a los pies de los hombres de Mere –cosa con la que no disfrutan– y el Zaragoza se decidió a defender el 0-0 con uñas y dientes. Entró un desganado Toro Fernández, debutó Larrazabal y Adrián González reforzó el medio campo. Intrascendentes todos ellos. El único peligro que podían llevar los alcorconeros era con el balón parado pero ahí estaban Guitián y, sobre todo, un reconocido Atienza que parece haber dejado atrás las fantasmas del pasado.
Al Zaragoza solo le quedaba confiar en el apagado entusiasmo del Toro, que parecía llevar jugando todo el partido en vez de los quince minutos que disputó. Otro contexto en el que ver al equipo de Baraja, que se apañó bastante bien en su propia área despejando balones a ton ni son. De haber sido otro equipo con más capacidad de creación y con más ideas en ataque, el Zaragoza hubiera sufrido mucho más para amarrar un empate a nada.
Poco a poco el Real Zaragoza mejora
Aunque cueste de apreciar, las ideas de Baraja van calando. Exceptuando los minutos posteriores a la expulsión de Buyla, el Real Zaragoza fue una constante en su juego, a diferencia del partido frente a Las Palmas en el que el equipo fue por fases y momentos.
Esto no quita que quede mucho trabajo por hacer en el Real Zaragoza, así como jugadores que incluir en las rotaciones y en la dinámica del equipo. Más que la delantera en sí misma, la creación y elaboración de jugadas peligrosas va a ser la asignatura pendiente en este inicio de temporada. La defensa funciona, las bandas, con Pep y Luca, generar y producen lo que se les pide y el mediocampo poco a poco parece ir asentándose mejor en el doble pivote. Queda por ver esa versión más agresiva y directa de un equipo que si quiere luchar, ya no por el ascenso directo, por meterse en playoffs debe empezar a meter goles.