ZARAGOZA| Año nuevo, vida nueva. O eso se suele decir porque en el Real Zaragoza todo sigue igual en la zona ofensiva. Ninguno de los encargados de hacer goles está dando el nivel que se esperaba de ellos en lo que llevamos de temporada, pero aún menos en los casi dos meses de 2024. Maikel Mesa y un Víctor Mollejo útil en casi todas las posiciones de ataque han sido los encargados de llevar las riendas del gol sumando entre los dos un total de 12 goles. Números por los que se sostiene el equipo y que dejan en muy mal lugar a Iván Azón, Sergi Enrich, Manu Vallejo y, sobre todo, a Sinan Bakis.
El delantero turco recaló en las filas zaragocistas en un verano en el que fue pretendido por toda la Segunda División. Llegaba con la vitola de ser el delantero estrella, pero ha acabado estrellado. Aún resta campeonato, pero el aura de Bakis es desolador. La lesión de su rodilla derecha -ya detectada antes de firmar- y sus pobres actuaciones hacen creer que el año del turco no va a dar un giro de 180 grados. Otro de los fichajes durante el periodo estival fue Manu Vallejo. Un tipo por el que el Real Zaragoza llevaba pugnando varios años. No creo que me precipite si afirmo que es una de las decepciones, ya no del equipo, si no de toda la categoría.
El delantero gaditano hizo buenos números en Oviedo tras llegar en el pasado mercado invernal, pero en Zaragoza es totalmente irreconocible. Con dos goles en 23 partidos, Vallejo todavía no se ha encontrado consigo mismo y hasta parece que no esté bien físicamente. Lejos ha quedado aquel driblador eléctrico que despuntó en Cádiz y Valencia. Urge recuperarlo para la causa.
Uno más a la larga lista de fichajes en verano fue Sergi Enrich. Llegó al club por sorpresa, cuando nadie se lo esperaba. Sin el rol de titular, el punta balear ilusionó a la parroquia blanquilla por su extensa trayectoria en el fútbol español, pero el batacazo ha sido de época. Aquella expulsión frente al Mirandés le condenó en exceso cuando podía hacerse con un hueco en los esquemas de Escribá. A partir de ahí, no acaba de encontrarse y parece que ha agotado la paciencia del aficionado zaragocista. Tétrico hasta la fecha.
El último, y por circunstancias el más importante, es Iván Azón. Lleva bastante tiempo en entredicho y es que se le ha dado un papel que no debería ser el suyo. Nunca fue un tipo al que se le cayeran los goles de los bolsillos. De hecho, su mejor versión siempre vino partiendo desde el banquillo. Cada vez que salía revolucionaba el partido a base de garra y pelea. Ahora, el canterano no es ni la sombra de aquel que brilló con JIM y cada vez está perdiendo las características que le llevaron a debutar en el equipo de sus sueños.
El Real Zaragoza continúa navegando a la deriva en La Liga Hypermotion. O los jugadores de ataque dan un paso al frente o el equipo está destinado a no jugarse nada a falta de dos meses de competición.