ZARAGOZA | El Real Zaragoza ha iniciado la temporada de un modo ideal, perfecto en los números y en todas sus cuentas. El equipo se ha blindado en defensa y espera un momento de inspiración, un fogonazo de luz o un guiño de la suerte. 4 triunfos y 4 porterías a cero en un arranque histórico, que nadie se atrevió a soñar.
Fran Escribá recalcó pronto la importancia del grupo en su primera rueda de prensa. Los fichajes de Cordero, que se definen a través de una calidad contrastada en la categoría, han tenido fundamentalmente un sentido colectivo. El talento al servicio del grupo. Quizá el ejemplo más visible es Marc Aguado. El canterano siempre escribió su fútbol con buena letra, pero ha entendido que su evolución pasa por aplicarse en la fase defensiva. Después de dirigir el tráfico de la jugada, gana balones sin dueño y pelea como nunca antes lo había hecho.
El ejemplo de Aguado parece extensible al resto, a futbolistas que han aprendido a pelear por el que está a su lado. Los suplentes aportan sacrificio en sus relevos y los que no juegan celebran los triunfos de los titulares. El Real Zaragoza ha entendido que liderar la Segunda División nunca se basó en jugar bonito, sino en ser competitivo todos los encuentros. La consecuencia parece lógica. El equipo cuida los matices y busca la suerte, como si quisiera rebañar también el pan de los partidos.
La ciudad está entregada, feliz ante un inicio prometedor. La Romareda es ahora un amuleto, el lugar de 3 de las 4 victorias. La afición llena de color el estadio y el equipo siente que el viento siempre sopla favor. Fran Escribá, sensato y comedido, elige la prudencia entre tanto entusiasmo. Las ligas de Segunda son interminables y el relato se escribe en movimiento, jornada a jornada. Mientras tanto, la grada repite los cánticos más célebres. El volveremos otra vez ha sido la melodía más habitual en estos años en Segunda. A esa sintonía le sigue la canción de este verano: Alberto Zapater se vistió de cantautor y entonó el mejor de todos los esloganes. Los maños se mueven ahora en busca del regreso a Primera División, al lugar de sus grandes recuerdos. Y el grupo quiere alargar el liderato en solitario, seguir contando sus partidos por victorias.
Los números y el fútbol sonríen al equipo de Fran Escribá. El Real Zaragoza se atreve a soñar con los dedos.