Fue una victoria ajustada la del Barcelona y una derrota del Naturhouse La Rioja que da más salud a la Asobal. La liga española de balonmano necesita de resultados como los obtenidos ayer por León y Villa de Aranda. Apurar al siete de Xabi Pascual y que cayera el de Jota son dos realidades que ojalá no se queden en un oasis, que no sean un espejismo. Sacar a relucir que la Asobal española está carente de grandes estrellas es tan real como injusto, la mera anécdota en una liga donde el Barça se muestra inmortal y el Naturhouse gobierna, excepto contra el equipo catalán, (casi) sin oposición. Sí, muchos de los grandes jugadores que han hecho a España campeona de todo están fuera, pero no hay que restar mérito a lo que jornada tras jornada se ve en distintos pabellones. Hay calidad en el 40×20, pese al frío en muchas gradas. Y relamerse las heridas, además, no conduce a nada.
Que León apurara a un Barça que no lo tuvo claro hasta los últimos cinco minutos y necesitado de la magia de Entrerríos es altamente positivo. Los buenos años dejaron poso en la ciudad leonesa que necesita de muy poco para vibrar y que sabe que tiene en este deporte un escaparate inmejorable. Que Villa de Aranda reventara la estadística al derrotar al siete riojano es un premio a cómo se siente en esta localidad el balonmano y manda el aviso a otros equipos de que los riojanos también pueden perder.
Por lo que toca al Bada, que los rectores del BM Huesca mantengan viva la brasa de volver a Europa cuando ahora se cumple el aniversario de un hecho histórico es una presión obligatoria para el equipo y de una afición que no está dispuesta a vivir de añoranzas porque desea repetir la experiencia de ser otra vez el primer equipo de la ciudad que cruza los Pirineos para representar a la capital altoaragonesa.
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