El fútbol aguarda en ocasiones historias maravillosas, encuentros que merecen ser contados. Es el caso de Alberto Rodríguez Baró ‘Tachi’, que anoche jugó sus primeros minutos del curso con el Alavés en La Liga. El destino quiso que ese momento no llegara hasta su visita a El Alcoraz, su reencuentro con el Alto Aragón, el lugar donde guarda, desde que nació, un pedazo de su ser.
Su familia materna, natural de Graus, así como todo su entorno oscense, vivió anoche un momento tan especial como esperado. A los pocos minutos del pitido inicial, Víctor Laguardia tenía que abandonar el terreno de juego por un problema muscular. La televisión mostró el rostro de Pablo Machín, el técnico del Alavés, llamando a Tachi desde el área técnica. Familia, amigos y conocidos iban a ver cómo, después de tanto trabajo, la recompensa en forma de minutos llegaba al fin en esta campaña. La ilusión de estos, inherente a cada acción, en cada disputa y en cada galopada del ‘2’ sobre el verde casi se podía palpar.
A sus 23 años, y después de haber pasado por las canteras de Getafe y Atlético de Madrid, ha encontrado desde 2019 acomodo en primera división y ya afronta su segunda temporada en la élite con el Deportivo Alavés. No tan cómoda fue su tarde ayer, pues delante, ante sí, tuvo a un espléndido Okazaki, a todo un campeón de la Premier League que hizo aplicarse al joven defensa en su primera puesta en escena.
Pese a la derrota en Huesca, Tachi ya piensa en el próximo compromiso; el del miércoles de Copa del Rey ante el CD Rincón. “Vengo entrenando para cuando salen las oportunidades, estar preparado”, señaló tras el encuentro. El fútbol, caprichoso, quiso que un 12 de diciembre esa oportunidad llegase en Huesca. Que vengan muchas más.