HUESCA |Kona, en Hawái, y Vitoria están separados por 12.511 kilómetros y quizá sean dos de las ciudades que más significan en la vida deportiva de Tamara Vázquez. La oscense repetirá este año dorsal en el Ironman más mítico del planeta. El pasado año consiguió billete en la localidad española y este 2023 lo ha vuelto a conseguir allí también. Regresará a la icónica Hawái a disfrutar más que a sufrir en una de esas pruebas que gustan a los deportistas y a quienes les apasiona el deporte. El objetivo pasa por disfrutar, por ser finisher y porque sea Joserra, su entrenador personal, quien le cuelgue la medalla. Item para la salsa rosa; en esta ocasión lo hará como su marido ya que la pareja se caso el año pasado en la paradisiaca isla… y ante la sorpresa de sus familias que se enteraron a su vuelta.
Será, también una prueba diferente. El Ironman mueve a multitud de personas y se ha puesto coto a tanto trasiego en el mítico archipiélago del Pacífico. Así, esta edición será solo para mujeres; el de Niza (Francia) será solo para hombres. Tamara, Comunity Manager de Asics, también va a coordinar al grupo de españolas que va a participar en el Ironman Hawái de octubre. En concreto se celebrará el 14. Respecto al de la edición anterior, y a nivel particular, Tamara espera firmar mejor tiempo en el segmento de natación. Confiesa, aunque parezca una sorpresa, que sigue sin saber nadar. Quizá, lo más seguro, sin saber nadar con la exigencia que requiere un Ironman.
Mente poderosa
Ha mejorado respecto al año pasado, sí, pero de la prueba de Vitoria volvió a salir del agua sin firmar el tiempo que quería. Siempre con una sonrisa destaca que “gracias a que lo hice mal en este ironman de Vitoria me pude exprimir más. Salí muy enfadada de ver tan solo dos minutos ganados -1h20m- respecto al año pasado -1h18m- en el pantano de Landa porque esperaba hacer un tiempo mucho mejor”, señala. 120 segundos en una prueba -3,8 kilómetros nadando, 180 sobre la bici y 42,2 de carrera a pie- no son nada, pero sí te puede servir para desanimarte, para que la cabeza empiece a dar demasiadas vueltas y la carrera torne en un infierno. Y bien lo saben los deportistas más y menos ‘pros’ que la mente es muy poderosa en competición.
Carreras con esas distancias obligan no solo a un exhaustivo entrenamiento físico, también mental. Hay que saber jugar las cartas. Salir del agua del pantano vitoriano con un tiempo peor de lo esperado obligó a exprimirse más sobre la bici y con las zapas. Quería reservarse sobre las ruedas flacas para correr bien, “pero no pude. No saqué lo esperado, unos cinco minutos, de la natación por lo que no quedó otra que ganar ese tiempo sobre la bici. Corriendo no te la puedes jugar y no puedes dejar todo para el final. Lo ocurrido fue un plus para mi mente”.
Este Ironman de Vitoria -14 de julio- fue especial para Tamara y para todos los que se pincharon el dorsal. Mucha gente en la calle animando y eso es aire fresco para los participantes. “La parte psicológica es el 50% de un Ironman y ver a la gente animando, como si fuera una fiesta, me sirvió para descubrir una Vitoria distinta”. Y tras cruzar la línea de meta, el billete para Kona, “que es ya parte de mi vida”.
No ir a Hawái hubiera sido una decepción
Quizá por ello esta edición de Vitoria la enfocó de forma diferente a la anterior. “Hubiera sido una decepción no conseguir la clasificación. El año pasado fue una sorpresa, no me lo imaginaba porque era mi primer ironman. Ahora sí, ahora quería ir y tenía cierta presión. Además, los entrenamientos de los últimos meses no habían ido como yo esperaba -debido a problemas en un pulmón o por un sobre entrenamiento- y quería la clasificación, siempre con el respeto de la competición: si sale bien puede ser, pero si sale mal, es imposible”.
Competirá en el Ironman Hawái, campeonato del mundo, en la categoría 30-34 años con el único objetivo de disfrutar. “Son dos años los que llevo compitiendo en este tipo de pruebas y no puedo pedir más. Lo bueno es que tengo mi tiempo anterior, que soy mejor que hace un año y mi reto será ganarme a mi misma, a la Tamara del año pasado. Entonces hice 12h15m y el objetivo es mejorar ese tiempo, bajar de las 12 horas”. Para adecuarse a la ‘meteo’ de la competición entrena bajo el calor oscense. Es decir, al mediodía. Lo que no puede simular es la humedad. “Se que se suda más allí por lo que tendré que lidiar bien con las sales y la hidratación”, apostilla Tamara Vázquez que se fía de lo que escucha de su cuerpo por lo que se olvida de reloj y pulsómetro. Y luego, después de competir, a disfrutar unos días de Hawái. Esta vez se lleva familia, que se llevó un sorpresón al enterarse de su boda.