A lo largo del tiempo, a medida que obtenemos mejores marcas vamos condicionando nuestras ideas acerca de nuestra progresión, en qué es uno bueno y en que no lo es tanto. Todo ello forma parte del auto-concepto, que va estrechamente ligado a la auto-confianza, un factor muy determinante en cualquier actuación deportiva.
El invierno, la pre-temporada y los periodos sin competiciones en general son momentos especialmente idóneos para que el triatleta trabaje sus capacidades psicológicas complementando su preparación técnica y física. La autoconfianza, el estrés, el nivel de activación y la motivación no son factores fijos y pueden ser trabajados.
Como un buen punto de partida, sería positivo leer algo sobre el papel que juega la mente en el deporte. Existen multitud de obras publicadas, tanto orientadas al alto rendimiento como a una práctica a niveles inferiores. Destierra la idea de un entrenamiento basado exclusivamente en el trabajo físico y encuentra la forma de convertirte en un triatleta más completo. Analiza cómo te ha ido en la pasada temporada y fíjate sobre todo objetivos de realización realistas, no solo marcas o puestos en clasificaciones. Esto significa objetivos del tipo optimizar la zancada o el pedaleo, automatizar mejor las transiciones, superar el estrés de nadar en medio del grupo, etc….
Trata de aprender algunas habilidades psicológicas como relajación, visualización, auto-registros, modelado o autoinstrucciones. Pocas personas poseen cualidades innatas para desarrollar todas estas capacidades a un alto nivel. Es recomendable buscar la ayuda de especialistas en psicología deportiva, que puedes encontrarlos a través de los clubs deportivos, las federaciones de triatlón o a título individual. A continuación explico tres técnicas sencillas muy útiles en triatlón.
1. Análisis objetivo de tu rendimiento
Siempre puedes comenzar con técnicas como las grabaciones en vídeo de tus entrenamientos y competiciones y su análisis posterior junto a tu entrenador, o compararlo con los de otros compañeros. Esto te ayudará a darte cuenta de lo que realmente haces en vez de “lo que crees que haces”. Es especialmente útil en gestos muy técnicos como posición sobre la bicicleta, coordinación de movimientos nadando, apoyos de los pies en carrera o en la secuencia de acciones durante la transición.
2. Autoinstrucciones
También es sencillo el uso de autoinstrucciones. Son palabras o frases clave que elegimos para reforzar mentalmente algunos aspectos muy importantes y lograr una ejecución técnica eficiente u otros propósitos. Aquí tienes algunos ejemplos:
- Ciclismo: “Pedaleo redondo”, “Descenso fluido”
- Running: “Pulmones abiertos, hombros sueltos”, “Pies rápidos, pies ligeros”
- Natación: “1, 2, 3, aire”, “Tira y acaba”
Puedes utilizar estas frases junto con otros propósitos como colocarte tácticamente en el grupo, vigilar a un rival en concreto o automotivarte en momentos difíciles. Para algunos triatletas que les es difícil controlar los nervios en los minutos previos a una carrera (especialmente si ésta es la primera en la que tienes oportunidad de participar).
Las autoinstrucciones son una forma de mantener la mente blindada contra pensamientos negativos que le distraigan de su objetivo. Será importante que elijas tus propias palabras, con las que te sientas más a gusto, y utilizarlas en el momento adecuado.
3. Moldeamiento de conductas
En multitud de casos las limitaciones físicas de los deportistas proceden de la percepción que tienen de sí mismos. Al afirmar ideas como ” No soporto el calor”, “Tengo pánico a rodar en pelotón” o “Soy un mal escalador” podemos convertir estas frases en profecías autocumplidas. El primer paso para superar esta clase de limitaciones es programarse algunos entrenamientos para enfrentarnos al problema. Siempre abordando este desde el escenario menos complicado posible y realizando pequeños progresos cada vez, buscando pequeños éxitos.
Si por ejemplo tu problema fuera que no haces las transiciones tan rápidas como te gustaría, diseña sobre un papel un procedimiento fijo, dividido en varias fases numeradas que contenga todas las acciones a realizar. Después memorízalo y practícalo por fases independientes, desde un estado de reposo y sin considerar el tiempo. Poco a poco, según perfecciones cada fase puedes ir incluyendo dificultades como juntar varias fases, controlar los tiempos o iniciarlas con un ritmo cardíaco más elevado.
Conclusión
En triatlón, por la larga duración de las pruebas, su complejidad técnica y su gran demanda de esfuerzo, la gestión psicológica de la carrera tiene un enorme peso y marca diferencias muy importantes, por lo que es frecuente ver cómo triatletas de similar capacidad físico-técnica obtienen resultados muy distintos. Es por ello que no debes descuidar esta parcela de tu entrenamiento. El invierno es un gran momento para trabajar tus habilidades físicas y mentales en conjunto y reforzar su vital interconexión. Identifica tus límites y busca las vías de superarlos en vez de aceptar tus debilidades.
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