ZARAGOZA | El Real Zaragoza recuperó La Romareda en un partido teñido por la catástrofe, que terminó con una victoria sobre el césped. Azón fue el principio y el fin del triunfo, el nombre de los dos goles. El delantero completó su mejor actuación en el fútbol profesional, reinó en el juego y en las áreas y mostró una evolución que ya no tiene límites. Como no hay victorias tranquilas en La Romareda, Uzuni acortó la distancia en el tramo final. Aún así el Zaragoza logró guardarla y alcanzó un punto de inflexión en una semana inevitablemente triste.
Gaëtan Poussin (6): Sobrio, seguro, la portería lleva su nombre, por méritos propios. Estuvo firme cuando el Granada le exigió. Cuando el partido estuvo en vilo, detuvo un cabezazo de Boyé.
Marcos Luna (7): Constante, correcto, agresivo. Hizo suya la banda con un poderoso despliegue físico. Veloz, se entendió con Aketxe y contuvo los intentos del Granada. Los minutos que ha jugado esta temporada descubren su madurez.
Lluís López (6´5): Firme, recuperó la versión que mostró en la primera cadencia de la temporada. Corrigió bien por alto y por bajo y dominó el carril central sin titubeos.
Bernardo Vital (5´5): Correcto en casi todo, supo contener una de las marcas más complejas de la categoría, la de Mirto Uzuni. No se perfiló bien en todos los centros y no pudo evitar su quinta amarilla, pero volvió a mostrar personalidad y liderazgo.
Iván Calero (7): Se adaptó bien al cambio de perfil y mostró que es un jugador de equipo excepcional. Sujetó la marca más compleja del encuentro, Tsitaishvili, y logró contagiar al equipo su perfil combativo y todo su entusiasmo.
Marc Aguado (7): Alcanzó una de sus actuaciones más redondas del curso. Leyó bien las disputas, anticipó y fue más vertical en su juego. Mezcló muy bien con Francho y encarnó una labor poco ruidosa pero esencial. Fue un estratega entre las sombras.
Francho Serrano (7): Abarcó terreno, dinamizó el partido y se vació por completo. Participó en el segundo tanto del Zaragoza y ocupó bien todos los espacios: mostró las condiciones de un mediocampista total, las leyes de un fondista.
Ager Aketxe (6´5): La suma de partidos le ha hecho mejorar. Dio el pase que cambió la jugada en el primer gol y administró los ataques con muy buenos primeros contactos. Se atrevió a disparar y bordeó el gol en una falta hecha a su medida.
Adrián Liso (5´5): No acertó siempre, pero su explosividad tiene al rival en un permanente estado de alerta. Encaró menos de lo que acostumbra, pero logró dejar su huella en el segundo gol del Zaragoza.
Samed Bazdar (6): Su partido pareció descontinuo, quizá irregular. Pese a todo, en un día gris logró sumar dos asistencias. También dibujó túneles entre las piernas de los rivales. Azón parece ya un socio ideal para su juego.
Iván Azón (10): Firmó su mejor partido con la camiseta del Real Zaragoza. Se le vio veloz, poderoso e inspirado. Marcó gol en su primer contacto con el balón, en una acción que mostró su tranquilidad y un momento pletórico de confianza. En el segundo tanto, acudió oportuno y supo rematar a quemarropa. Dominó por tierra, mar y aire e hizo suyo el encuentro. Mejoró siempre la jugada y reinó de principio a fin en el área.
Cambios del Real Zaragoza:
Toni Moya (6): No gobernó el encuentro por completo, pero se asoció bien en ataque. Probó fortuna desde la larga distancia.
Pau Sans (6): Entendió que debía sacrificarse en la faceta defensiva y no se ahorró ninguna carrera. El árbitro castigó con una falta su mejor pillería.
Jair Amador (6): Defendió el área y logró ser un frontón en el juego aéreo. La afición celebró todos sus despejes.
Alberto Marí (SC): No tuvo tiempo de pisar el área y tuvo que taponar la salida del juego. Le sigue faltando un punto de intensidad como primer defensor.
Entrenador del Real Zaragoza
Víctor Fernández (7): Acertó en la propuesta y logró conectar a su equipo desde la entrada. Se vio a un Zaragoza agresivo, aplicado en la presión, ganador de duelos, convencido de sus posibilidades. Retrasó en exceso los cambios, pero logró modificar una tendencia y las últimas dinámicas. Sin ser un producto acabado, su equipo tiene alma y capacidad de respuesta. Frente al Granada logró una triunfo coral, una de las actuaciones más convincentes del curso. En el área se entregó a las leyes de un delantero en racha: el Zaragoza fue todo corazón.