“Enrique Clemente es calidad e inteligencia”. Con esa sencillez definía Ramón Lozano para El Gol del Cierzo las virtudes del canterano. Fue en la temporada de su irrupción en el Real Zaragoza, tras haber superado una rotura del ligamento cruzado en el curso anterior. En esa síntesis que ensayó el director de la cantera zaragocista se encierran dos de las virtudes más esenciales de un futbolista. El todo al que aspira un jugador.
“Mi cesión al Logroñés es una estación de paso para regresar al Zaragoza y ser importante allí”, anunció Clemente en Sport Aragón durante la pasada campaña. Un año más tarde, el guión trazado por el defensor solo se ha cumplido a medias. Ha regresado al Real Zaragoza, pero lo ha hecho para no jugar casi nunca. En Liga se estrenó en los últimos minutos del duelo ante Las Palmas. Cumplió en un escenario lleno de complejidad. En Copa y, también en Las Canarias, firmó la victoria del Zaragoza ante el CD Mensajero. Celebró con rabia y solventó así uno de esos partidos inoportunos, en los que hay mucho que perder y pocas cosas por ganar.
— Enrique Clemente (@eclemente10) December 2, 2021
Pese a la emotividad del momento y la importancia del gol, Enrique Clemente regresará a su lugar habitual ante el Eibar. A pesar del elogio de su técnico hacia su compromiso en los entrenamientos, sigue sin contar con minutos de calidad. Y su situación no se entiende sin el conflicto contractual con la dirección deportiva. El club le ha ofrecido una renovación a la baja, solo con un año más de contrato y un ligerísimo aumento de su salario. Clemente ha rechazado esa primera tentativa y en enero podrá negociar con otro equipo. Tras firmar su primer tanto con el Real Zaragoza, no esconde su voluntad de seguir en el club de su vida. Pero ha elegido no hacerlo a cualquier precio.
Un penalti de Clemente en Montilivi
El paso de Clemente en el Real Zaragoza quedó marcado por un duelo con Christian Stuani. Esa derrota individual ante uno de los mejores delanteros de la categoría sirvió para confirmar las peores sospechas del cuerpo técnico del momento, que han tomado como referencia todos los que llegaron después. Se le consideró débil en el cuerpo a cuerpo y propenso al fallo en el momento de la verdad. Una ciencia exacta que se cumple fundamentalmente por dos motivos: no le han dado otra oportunidad de corregirse ni tampoco regularidad en la competición para demostrar todo lo contrario.
La justificación se ha convertido en una teoría, en el defecto que ofrece una de sus virtudes: su polivalencia. Se le considera demasiado fino para ser un central, demasiado frágil para ser un mediocentro y no lo suficientemente veloz para ser un lateral. Sin embargo, si JIM llega a creer alguna vez en Clemente, puede ser cualquiera de las tres cosas. Elegante en la salida del juego, representa un perfil muy cotizado en el mercado: es un central zurdo con facilidad para proyectar la jugada. La dirección deportiva busca entre líneas una versión más pragmática del asunto: Clemente es demasiado caro para ser un canterano. Pide un salario profesional y no acepta el de un recién llegado.
Miguel Torrecilla desdice en secreto las virtudes que un día dibujó Ramón Lozano para él. El caso de Clemente no se entiende desde la materia deportiva, sino desde lo que parece una guerra en los despachos. En el césped, su calidad y su inteligencia deberían otorgarle un sitio más digno en el plan de JIM.