El Real Zaragoza vivió ayer ante el Sabadell el punto más decepcionante de una temporada que ha empezado completamente torcida. El empate más allá del resultado evidencia un problema global colectivo que empieza a ser insostenible.
Rubén Baraja modificó de inicio por primera vez su 4-4-2. Ubicó a Narváez en izquierda y le cedió libertad con un 4-2-3-1 al único futbolista luminoso del equipo, Sergio Bermejo. A través de su libertad entre líneas le aportó musicalidad a una partitura triste y monótona. No obstante el prometedor arranque inicial se quedó en una mera ilusión.
El Real Zaragoza completó un potente arranque en sus primeros diez minutos. Al camuflaje de Bermejo, indetectable para los futbolistas del equipo catalán se le unieron un Tejero-Larra muy enchufados en el inicio. Sin embargo tras estampar una pelota en el travesaño el conjunto aragonés fue adquiriendo la temperatura del ambiente, enfriándose poco a poco hasta acabar su partido al borde de la hipotermia.
Sin generar ocasiones de gol y con problemas en transición defensiva
Con el paso de los minutos el Sabadell fue ubicándose más cómodo sobre el terreno de juego y descubriendo los reconocibles puntos débiles del Real Zaragoza. Una vez más el centro del campo fue un agujero. Entre líneas, a espaldas del doble pivote o a sus lados, Stoichkov hizo mucho daño a los maños. Jannick no estuvo a la altura del reto e Iñigo Eguaras completó otro encuentro manifestando su preocupante motor físico. Además tuvo alguna pérdida (marca de la casa cuando no está a su mejor nivel) que le costó ocasiones claras a su equipo
Este tipo de pérdidas señalan al número 16 del Real Zaragoza. No obstante buena parte de la culpa es colectiva. La falta de futbolistas que bajen a pedirla, capaces de marcar diferencia más arriba, y sobre todo el mal posicionamiento incitan a errores como este. En esto último, en la falta de orden habría que incidir con respecto a los minutos finales del Pipo Baraja.
Baraja confundió al equipo con tantos cambios
Los cinco cambios son una posibilidad, no una obligación. En el encuentro entre el Real Zaragoza y el Sabadell el técnico local efectúo cinco cambios que acabaron desestabilizando al equipo. Entradas y salidas constantes, movimientos de futbolistas como Narváez que pasó de la banda a la delantera, Bermejo que empezó por dentro y acabó en derecha… Tanto intercambio acabó agitando mucho más al propio Real Zaragoza que al Sabadell.
Esa transacción constante y demasiado improvisada dejó al equipo catalán mucho más cerca de la victoria que de la derrota. Tras varios partidos dubitativo Cristian Álvarez volvió a ser el guardián de la Romareda. De las pocas figuras reconocibles y salvables en una noche terrible (0 disparos a puerta), de las que hunden proyectos y señalan claramente la dirección y dinámica de un equipo. Ahora mismo el Real Zaragoza se encuentra en una situación de toque de queda.