Jordi Tosas ha sido uno de los mentores de Kilian Jornet que acaba de agitar el mundo de la montaña tras subir y bajar del Everest en dos ocasiones y en una semana. Un hito al alcance de muy pocos. Tosas, afincado en Bonansa (comarca de la Ribagorza), le acompañó en el intento de Jornet al Everest del pasado año.
Afincado en Bonansa, Tosas imprime un sello particular a la montaña. Vive cosido a las paredes. Siempre en constante evolución. Se puede cargar un contenedor de frases para acercar su figura a la montaña y sería insuficiente. Por eso lo mejor es ir a YouTube y ver un vídeo para ajustarse más para saber algo más de este escalador del que siempre emocionan las frases con las que define cualquier escalada que describe en la red donde es muy activo.
Jordi Tosas es muchas cosas y una de ellas la de ser mentor de Kilian Jornet. Por eso, nadie mejor que él para ajustar lo que el de Sabadell ha hecho en el Everest: subir dos veces al techo del mundo de la manera más rápida posible, lo que se conoce como ‘speed climbing’. Con el ascenso y descenso al Everest, Jornet cierra su proyecto ‘Summits of my life’ que arrancó en 2012 y le ha llevado a ir rápido por montañas como el Elbrus, Aconcagua, Montblanc y Cervino. “Ya tocaba acabar con ese proyecto y todos estamos muy contentos”, señala Tosas. El pasado año fue el Everest quien no quiso jugar con los dos.
El montañero catalán (Blanes, 1968) describe así cómo fue ese primer ascenso de Jornet al tejado del mundo: “Lo que ha hecho es un ascenso muy rápido al Everest. Por ponerlo en contexto. Ha habido otros más rápidos que el suyo como fue el de Hans Kammerlander, pero Kilian empezó desde mucho más abajo con lo que sumó 30 kilómetros hasta el ABC (acrónimo en inglés de campo base avanzado). Las velocidades que ha llevado en ciertas partes de la ruta han sido excepcionales. Viendo históricos de velocidad en altura, por encima de los 8.000 metros, Kilian es en este momento de las personas más rápidas sin ser un sherpa”.
Kilian logró subir y bajar al Everest sin oxígeno ni cuerdas fijas ni el apoyo de sherpas. La montaña sí estaba equipada. “Su ascenso ha sido muy limpio, pero en ningún caso como he leído en muchos sitios ha sido en estilo alpino el que ha utilizado. Cuando en la montaña hay una huella, hay una cuerda, cuando hay un equipamiento puesto el estilo no puede considerarse alpino. Cualquiera de nosotros puede ir a una vía ferrata, escalarla y decir que ha pasado por allí sin tocar nada, pero en alpinismo es muy difícil precisar algunas cosas. Evidentemente sí lo ha hecho sin oxígeno y sin cuerdas fijas”, señala.
Kilian subió por el lado tibetano del Everest y lo conseguido rompe muchas estructuras fijadas hasta ahora en la montaña, aunque a juicio de Tosas queda “todo por hacer, no hemos visto el alpinismo del siglo XXI”. “Hemos cambiado de siglo, hemos cambiado de materiales y evoluciona muy rápido por lo que todo lo que no se ha hecho es posible hacerlo. Ueli Steck –fallecido el pasado 30 de abril en un accidente en el Nuptse- lideraba un proyecto algo fuera de lo pensable en el mundo del alpinismo como encadenar el Everest y el Lhotse por dos rutas, una aún sin escalar posiblemente y otra muy poco repetida para acabar, quizá, en el Nuptse”, explica.
Sobre los nuevos retos que se abren en el alpinismo, el escalador afincado en Bonansa significa que lo conseguido por Kilian Jornet demuestra que “esa velocidad en altura es posible y si un alpinista es capaz de juntar esa velocidad con la técnica suficiente como para abordar terrenos técnicos a gran altura, por encima de los 8.000 metros, se abren muchas posibilidades. La velocidad formará parte del alpinismo del siglo XXI”.
La otra cara de esa aventura es que la hazaña de Kilian ha servido para hablar en muchos sitios de la montaña de forma gratificante y orillar el eterno enfoque de ser un medio hostil donde se acunan graves accidentes.