Un gol de Francho y otro de Gámez permiten al Real Zaragoza abrir el año en La Romareda con victoria. El conjunto de Julio Velázquez dominó las áreas en un encuentro feo, con poco ritmo y muy práctico que el Andorra nunca quiso ganar. Los blanquillos, a expensas de que termine la jornada, se ponen a tiro del playoff de ascenso a LaLiga.
Edgar Badia (6’5): El Andorra sólo le exigió en un lapso de tiempo mínimo, en el que le negó el gol a Scheidler, pero el meta del Real Zaragoza volvió a transmitir seguridad en cada acción, y eso ya es mucho.
Fran Gámez (6’5): Empezó al ralentí, pero se fue entonando con el paso de los minutos. El Andorra le permitió vivir durante prácticamente todo el partido en campo rival y él les castigo con un gol de chilena tras una falta a la cruceta de Toni Moya.
Santiago Mouriño (7’5): El central uruguayo recuperó su mejor nivel y cuajó un partido completísimo en líneas generales. Le ganó el duelo individual a Karrikaburu, que acabó dejándole un recado feo y a destiempo, y sus conducciones representaron un atajo en la salida del Real Zaragoza.
Lluís López (6’5): Volvió a la titularidad tres meses después y no hubo ni rastro de la inactividad que marca su temporada. El ‘24’ blanquillo le devolvió la competitividad a la línea de tres, guardó a buen seguro las espaldas de Francés y Mouriño y su actuación hace que vuelva a postularse como algo más que una solución de emergencia. Regular por naturaleza.
Alejandro Francés (6’5): Opacado por la exuberante actuación de Mouriño, Francés firmó otra seria actuación. En su día más versátil, se adaptó también al lateral izquierdo para darle vuelo a Mollejo y apenas sufrió en defensa.
Víctor Mollejo (6’5): Velázquez recurrió a él ante la plaga de problemas que asolan el costado izquierdo y Mollejo demostró que lleva muchos tiros pegados en esa posición. Desde la banda incidió mucho a la espalda de Petxarromán, ganó varias veces línea de fondo y terminó con La Romareda rendida a su figura. Dejó una asistencia, más anecdótica que otra cosa, a Gámez.
Marc Aguado (5’5): El contexto determinado del partido le benefició y un robo suyo en, posiblemente, la única presión que el Real Zaragoza realizó en la primera parte acabó en el gol de Francho Serrano. Se marchó lesionado al poco de empezar la segunda parte, dolido por un golpe en la jugada del 1-0, con la sensación de que podía ser su partido.
Francho Serrano (7): Cambió el guion del partido al filo del descanso con un derechazo inapelable que batió a Dani Martín y fue la llave maestra de Velázquez, el factor sorpresa que el Andorra no supo defender.
Toni Moya (5’5): Un buen tramo de segunda parte le sirvió para aprobar, pero la primera fue de suspenso mayúsculo. Lanzó una falta a la cruceta, que precedió al gol de Gámez, y mejoró cuando se encontró más cerca del área. Ante el Andorra, más pivote que nunca.
Maikel Mesa (5’5): Tuvo muy poca influencia a lo largo del partido y, aún así, estuvo realmente cerca del gol: sólo el VAR se lo anuló. Dejó cuatro destellos de calidad ‘marca de la casa’, pero poco más.
Iván Azón (4’5): Titular más de dos meses después, cuajó un partido gris. Cada contacto con el balón fue un problema y, aunque le dio profundidad al equipo, entre Marsà, Vilanova y Pastor le ganaron casi todos los duelos.
También jugaron:
Jaume Grau (5): Reemplazó a Aguado. Tuvo poco tino con el balón, pero posicionalmente mejoró al equipo.
Manu Vallejo (SC)
Sergi Enrich (SC)
Quentin Lecoeuche (SC)
Alberto Vaquero (SC)
Entrenador:
Julio Velázquez (6): Partido de entrenador. Su planteamiento, más pragmático que nunca, no gustó a varios sectores de La Romareda, pero a la postre fue efectivo. El Real Zaragoza nunca cayó en la trampa del Andorra, esperó su oportunidad y mató cuando tuvo que hacerlo. Sus números no son boyantes, pero construir desde la victoria siempre es más fácil.