La temporada en La Romareda del Real Zaragoza ha sido pésima. En su último partido en casa, las sensaciones no cambiaron con el empate a cero ante el Numancia. Se esperaba que al menos, en la despedida de la afición blanquilla, se pudiera ver un partido entretenido, con emoción y entrega de sus jugadores, y al ser posible, con victoria. Nada de eso se dio ante el Numancia.
Víctor Fernández dispuso un once muy diferente al habitual. Algo que ya nos daba pistas de la poca importancia con la que el Real Zaragoza afrontaba este encuentro. Ratón se sitúo bajo palos. Verdasca y Dorado fueron la pareja de centrales. Linares, tras semanas desaparecido, ocupó la punta de ataque. Mientras, Soro regresó al centro del campo, acompañando a Ros (como pivote), Guti, Biel y Álvaro.
El Real Zaragoza formó ante el Numancia con un 4-1-4-1, en el que el timón, como es habitual en las últimas semanas, lo llevó Javi Ros. El partido comenzó aburrido desde el minuto 1. Ni Biel ni Álvaro conseguían conectar a través de sus centros por banda con un Linares faltó de forma y puntería. Ante la incapacidad del delantero aragonés, fueron los propios Biel y Álvaro los que optaron por jugarse sus propias oportunidades.
Álvaro llegaba con cierta claridad al área del Numancia, pero sus disparos no fueron acertados. Biel, en su línea ascendente de los últimos meses, hacía temblar a la defensa rival. Sus llegadas por banda, así como las subidas de Álvaro, hacían que ambos se unieran en una línea de tres atacante con Linares.
Sin cambios tácticos tras el descanso
Al margen de eso, nada más se vio del Real Zaragoza durante los primeros 45 minutos. El CD Numancia por su parte jugaba con calma, durmiendo el partido y dando por bueno un punto que, en función de lo que pasara en campos rivales, le era suficiente para asegurar la permanencia matemática.
En la segunda mitad, no hubo ningún cambio táctico. El Real Zaragoza tenía más el balón y por banda, donde comenzó a ganar protagonismo Delmás, intentaba sorprender a los sorianos. Guti, como enganche con Linares, comenzó a ganar protagonismo en las conexiones ofensivas hacia el área del Numancia.
La falta de acierto del de Fuentes de Ebro le costó el cambio. Víctor Fernández dio entrada a Marc Gual en el 56 y menos de 10 minutos después, cambió a Ros por Eguaras. Ninguno de los dos cambios variaron el sistema zaragocista. Álvaro siguió siendo el jugador del Real Zaragoza con más llegada, pero también con menos puntería.
El Numancia metió una marcha más durante algunos minutos, sabedor de que la momentánea victoria del Rayo Majadahonda ante el Oviedo le podía poner en aprietos de cara a firmar la permanencia. Por ello, López Garai movió banquillo y optó por dar entrada a Guillermo. Su presencia en el campo se notó. Su agilidad le permitió regatear a Ratón, teniendo que ser Dorado el que evitara el gol hasta en dos ocasiones.
Tranquilidad en la recta final
Cuando el Oviedo se puso por delante ante el Rayo Majadahonda, las aguas volvieron a su cauce en La Romareda. La tranquilidad reinó de nuevo en los minutos finales entre Real Zaragoza y Numancia. La entrada de Pombo por Soro no aportó mucho más allá de un disparo lejano a la portería de Juan Carlos en el 84.
La afición del Real Zaragoza aguantó pacientemente en sus asientos hasta el final, a pesar del sopor, para expresar su malestar con la trayectoria del equipo esta temporada. Así termina en casa una de las más pésimas campañas que se recuerdan del Real Zaragoza. Ha sido una triste temporada y casi, una peor despedida.